La protección y el resguardo del archivo fílmico deben hacerse en una bóveda sellada herméticamente, y donde haya una temperatura de 14 grados Celsius y 35 de humedad, según la restauradora Carmen Brito, quien es parte de la Cineteca Nacional de Chile.
La experta, quien llegó a La Paz para compartir sus experiencias en un taller sobre restauración fílmica en la Cinemateca Boliviana, aseguró que con este sistema de protección se puede salvaguardar los archivos fílmicos por lo menos por unos 500 años.
POLÍTICAS DE SALVAGUARDA. Para Brito, la salvaguarda y la protección de archivos fílmicos deberían contar con políticas económicas que tonifiquen estos trabajos, de manera que se dé continuidad a las labores emprendidas por las instituciones especializadas en este campo.
“Creo que es necesario también que las políticas de protección se unifiquen para armar bóvedas que sean adecuadas para guardar, por ejemplo en su caso, estos archivos maravillosos”.
Asimismo, la restauradora manifiesta que es necesario, en el caso de Bolivia, armar un catálogo de las películas con que actualmente se cuenta, ya que se tiene un archivo amplio con diversas temáticas.
“Este archivo tiene absolutamente de todo en diferentes temas, por lo tanto, yo creo que es necesario que Bolivia cuente con centros especializados, como la Cinemateca, que se dediquen o sean exclusivos en temas de conservación, distribución y enlace con otros países, es decir, tener un sistema comercial de películas y exhibición”, agregó.
Brito afirmó además que esta iniciativa sería necesario que parta de esferas altas, posicionadas económicamente, para que envuelva al país y la sustente económica, cultural y políticamente.
CINEMATECA. Según Brito, la Cinemateca, pese a ser un excelente edificio para resguardar el patrimonio fílmico, tiene carencias, ya que no cuenta con un espacio destinado a guardar las películas.
“Ellos deberían armar un espacio o bóveda que tenga una muralla de refrigeración y protección”.
Proceso de restauración. En otro tema, la especialista chilena sostuvo que el proceso de restauración de películas es bastante arduo y largo.
Para ponerse en contexto con la cinta elaborada, las personas que restauran tienen que tener referencias historiográficas.
“El proceso de restauración, fuera de ser caro, es largo, porque sólo la etapa de catastro, es decir de ver qué daños tiene una película, toma de uno a dos días”.
Cuando la película tiene daños, el restaurador no puede forzar a seguir viendo el trabajo.
“Primero se tiene que apuntar los daños, después pasa por la etapa de limpieza y de ahí a reparación. Este trabajo puede tomar prácticamente una semana o un mes, según la cantidad de deterioro que tenga la película. Después de eso habría que hacer la transferencia de esa imagen a lo que está hoy en cine, para luego hacer más copias y después proyectarla”.
“Tienen aquí un buen equipo técnico, que está bastante instruido sobre la materia de la restauración. Su trabajo en la conservación del patrimonio y archivo fílmico de Bolivia es valorable”.
Carmen Brito / RESTAURADORA CHILENA
14 grados Celsius y 35 de humedad es la temperatura que debe tener la bóveda que resguardará las películas.
500 años pueden estar guardadas las cintas que sean depositadas en la bóveda sellada.
RESTAURADORA del CINE CHILENO. Carmen Brito es la mayor restauradora de películas del cine chileno.
Gracias a ella, Chile pudo rescatar diversas obras de gran valor patrimonial, como El Húsar de la Muerte (Pedro Sienna, 1925), Canta y no llores corazón (Juan Pérez Berrocal, 1925), La Dama de las Camelias (José Bohr, 1947), Valparaíso mi amor (Aldo Francia, 1969) y Largo viaje (Patricio Kaulen, 1967).
Para Brito, es muy delicado trabajar con material fílmico por sus características físicas. “Hoy es más fácil con el formato digital, pero del VHS hacia atrás es todo un proceso, ya que la película reacciona a la temperatura o humedad”, afirma la especialista.
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