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domingo, 11 de agosto de 2013

El cine estadounidense busca argumentos en el porno

A pesar de ser conocido por sus siempre escuetas tramas, el cine porno se ha convertido en una fuente de inspiración para el cine estadounidense, con el estreno esta semana de Lovelace, sobre la protagonista de Garganta profunda, en un año en el que James Franco ha estrenado Interior. Leather Bar.

La película X más rentable de todos los tiempos, Garganta profunda, “vuelve” a los cines a través de este filme sin sexo explícito pero que recrea las trágicas consecuencias que aquel éxito sin precedentes que tuvo sobre su protagonista femenina, la sufrida Linda Lovelace.

Con Amanda Seyfried como la actriz y Peter Sarsgaard como Chuck, el beneficiario de sus célebres habilidades bucales, el filme llega a los cines estadounidenses tras su paso por los festivales de Berlín y Sundance y, sobre todo, después de superar el bloqueo legal al que le había sometido por problemas de derechos la productora de Garganta profunda, Arrow Productions.

Casos y casos

Su perspectiva es casi diametralmente opuesta al celebrado documental Inside Deep Throat, en el que no sólo se analizaba el fenómeno del filme de 1972 que recaudó cientos de millones de dólares -con un presupuesto tipo de película porno de 22.500 dólares- sino que se daba voz a los responsables de aquel hito, que aseguraban que la moral y el feminismo habían interrumpido la evolución de la pornografía de calidad.

Interior. Leather Bar, falso documental protagonizado y dirigido por James Franco que recrea los 40 minutos inéditos de la cinta de William Friedkin Cruising, protagonizada por Al Pacino, versa a su vez sobre esa ruptura en la tolerancia del sexo explícito en las películas, cuando se caminaba hacia la aparente liberación total en los años 70.

Exploración de las barreras psicológicas y éticas del sexo extremo y centrada en un bar de sadomasoquismo gay, este filme fue aplaudido en Sundance, donde compartió pantalla con Lovelace, en la que, además, Franco interpreta al director de la revista Playboy, Hugh Heffner, de quien hizo una estupenda película biográfica Milos Forman con Woody Harrelson en los 90.

El actor de Milk parece haber encontrado en el porno una fuente inagotable de inspiración, pues también apareció el año pasado en About Cherry, sobre una joven que comienza haciéndose una sesión de desnudos y acaba en plena industria del cine X, y también participa en la comedia Richard Peter Johnson, sobre un actor que deja el porno para probar suerte como intérprete dramático.

Ese salto, en la vida real lo han intentado llevar a cabo sin demasiado éxito estrellas del cine erótico como Nacho Vidal (que participaba en Impávido) o Rocco Schiffredi (reclutado por la directora de culto Catherine Breeillat en Romance X).

Y la comedia sobre el porno ha sido una idea que también habían realizado en Hollywood con el filme Zack & Miri Make a Porno, o en Orgasmo, de los creadores de la serie de dibujos animados South Park, sobre un misionero mormón que acaba por accidente en la industria del sexo explícito.

Sin embargo, la que unánimemente está considerada la mejor película en este género es Boogie Nights, con la que el niño prodigio del cine estadounidense, Paul Thomas Anderson, se dio a conocer. (EFE)

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