En el espacio nadie puede oírte gritar. Después de casi cuatro décadas, aquellas palabras siguen siendo sinónimas de la intensidad implacable e ilimitada de la obra maestra de terror futurista, original de Ridley Scott, Alien, El Octavo Pasajero. Ahora, el padre de la emblemática franquicia regresa una vez más al mundo que él creó, para explorar sus rincones más oscuros con Alien: Covenant, una nueva y palpitante aventura que amplía las fronteras del terror no apto para menores.
EL ARGUMENTO
Todo está tranquilo a bordo de la nave espacial Covenant. La tripulación y el resto de las 2.000 almas que viajan en la pionera nave, están sumidos en un profundo hipersueño, dejando que el sintético Walter recorra él solo los pasillos. La nave está en ruta al remoto planeta Origae-6, donde, en el lejano extremo de la galaxia, los colonos esperan establecer una nueva avanzadilla de la humanidad. La tranquilidad queda hecha añicos cuando el estallido de un incendio en una estrella cercana destroza las velas recolectoras de energía de la Covenant, provocando docenas de bajas y desviando la misión de su curso.
Los miembros de la tripulación que sobreviven no tardan en descubrir lo que parece ser un paraíso inexplorado, un tranquilo Edén de montañas coronadas por nubes y árboles que se alzan, inmensos; mucho más cercano que Origae-6 y, potencialmente, igual de viable como hogar. Sin embargo, lo que han encontrado es un mundo mortífero y siniestro lleno de vueltas y revueltas inesperadas. Enfrentándose a una terrible amenaza que rebasa su imaginación, los exploradores, acuciados por las dificultades, deben tratar de llevar a cabo una angustiosa huida.
VOLVIENDO A LAS RAÍCES
Ambientada diez años después de los acontecimientos recogidos en el éxito de Scott Prometheus (2012), Alien: Covenant vuelve a las raíces de la revolucionaria saga del director con un relato singularmente aterrador, lleno de aventuras de extraordinaria tensión y nuevas criaturas monstruosas. Con ésta, la sexta entrega de la exitosísima serie, el visionario director se acerca cada vez más a la revelación de los misteriosos orígenes del padre de todos los ‘aliens’: el letal Xenomorfo de la película original.
Alien: Covenant está prota-gonizada por Michael Fassbender, Katherine Waterston, Billy Crudup, Danny McBride y Demián Bichir. La película está dirigida por Ridley Scott.
Si alguien sabe cómo aterrorizar al público con un estilo narrativo inteligente y sofisticado, ése es Scott. Su original Alien, El Octavo Pasajero sigue siendo un portaestandarte del género de terror, una película psicológicamente tensa, incómoda y claustrofóbica, tan espectral y eficaz como la bestia pulcra y viciosa que por primera vez acosó a Ellen Ripley y a la tripulación de la nave estelar Nostromo en 1979.
Para el filme Alien: Covenant, el realizador buscó recuperar el mismo ambiente de premonición de un peligro y terror constantes, a la vez que también ofrecía nuevos datos que añadieran riqueza y profundidad a la más amplia mitología de Alien. Ese enfoque era necesario, dice, para conservar una narración fresca y sorprendente.
La película comienza con una misión pacífica concebida para llevar a la humanidad más allá de los confines de la Tierra, a un asentamiento entre las estrellas. En el manifiesto de la nave espacial Covenant figuran parejas que poblarán el planeta Origae-6, junto con docenas de embriones que ayudarán a establecer la nueva colonia. Encargada de su protección está la tripulación de la nave: el capitán Jacob TK (James Franco) y su esposa, Daniels, jefa de las operaciones de transformación del planeta en algo parecido a la Tierra (Katherine Waterston); el segundo de a bordo, Christopher Oram (Billy Crudup) y su esposa la bióloga Karine (Carmen Ejogo); los bulliciosos pilotos Tennessee (Danny McBride) y Faris (Amy Seimetz); el jefe de seguridad, sargento Lope (Demián Bichir) y su inmediato subordinado y esposo, el sargento Hallett (Nathaniel Dean). Junto a ellos, hay un ser que no es humano, Walter (Michael Fassbender), el leal sintético de la Covenant, que monta la guardia mientras los pasajeros permanecen encerrados en un “criosueño” hasta que alcancen su destino.
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