No queremos escenas de sexo. La sentencia de las autoridades originarias de Calamarca fue la única condición para recibir al cine en su comunidad. Al momento de la proyección: risas por doquier, miradas sorprendidas y hasta zapateos fueron las reacciones de los lugareños cuando una pareja se besaba apasionadamente en la pantalla gigante instalada en la biblioteca.
Y es que el séptimo arte llega y enamora al campo, como en las épocas de las exhibiciones incentivadas por el legendario director Jorge Sanjinés; pero no con temática indígena, sino española. Recientemente lo disfrutaron las poblaciones altiplánicas paceñas de Calamarca, Waldo Ballivián, Colquencha y Collana, y las cruceñas de San Carlos, San Juan, Yapacaní y Buena Vista.
Todo ello gracias al proyecto En camino cine español, que contempla a áreas rurales del occidente y el oriente, y que está financiado por la Embajada de España en Bolivia y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que además cuentan con la colaboración del espacio alternativo Búnker.
El Martes de Cine en versión rural
“Es una actividad relacionada con el Martes de Cine que se organiza desde hace 14 años en La Paz, Santa Cruz y otras ciudades principales del país. Desde hace dos o tres años, pensamos en extender el proyecto al medio rural, que no tiene acceso a servicios culturales y al que por distintas razones no habíamos podido llegar”, explica el embajador español Ramón Santos.
Las pruebas piloto para que esto se haga realidad el siguiente año, comenzaron con las ocho comunidades paceñas y cruceñas enunciadas más arriba, con la proyección de La lengua de las mariposas, película cuyo contexto se centra en la Galicia rural previa a la guerra civil española (1936-1939), donde un pequeño, su familia y su profesor son los personajes principales.
El auditorio de la biblioteca de Calamarca está repleto. Las luces se apagan. Los asistentes lucen atentos, en silencio. El verdor del norte ibérico que se plasma en la pantalla contrasta con los ocres andinos de la localidad famosa por su iglesia colonial de piedra, sus ángeles barrocos y sus fiestas.
“La idiosincrasia de los hombres del altiplano es muy conservadora. La cinematografía de la península es muy explícita para lo que ellos están acostumbrados”, expresa el gestor cultural de la Embajada de España, Guillermo Amado, quien fue uno de los encargados de escoger el filme.
Las mujeres y adolescentes son mayoría entre el público. Las autoridades originarias no dejaron escapar la oportunidad y no pestañean ante las imágenes. Las emociones están a flor de piel y saltan a la vista cuando los espectadores se sumergen de lleno en la historia y participan de ella con suspiros, palabras de aliento, risas, zapateos, aplausos o muestras de rechazo.
Pero se tuvo que gestionar bastante para llegar a esto. Los auspiciadores de En camino cine español no sólo se toparon con el condicionamiento de los líderes calamarqueños para obtener el beneplácito. Por ejemplo, en el municipio Waldo Ballivián no estaban de acuerdo en que se proyecte una cinta que no tenga relación alguna con la cultura de los bolivianos.
Sin embargo, la búsqueda de promover la interculturalidad, para que se conozca cómo es la vida en otros lugares del mundo, pudo consolidar el proyecto en las ocho zonas rurales. No obstante, en el oriente, los organizadores consiguieron más amplitud de las autoridades y los pobladores para el arribo de las pantallas y el cine español.
En Calamarca, el día de la proyección, el público es también protagonista. Jhenny tiene 16 años y cursa en la prepromoción; ella está junto con sus amigos, extasiada. “Nunca antes vi cine, aquí no llega, sólo vemos películas en DVD. Yo he visto Chucky y novelas de amor en la Tv, nada más. Me ha gustado harto esta película porque te da felicidad, pena y curiosidad”. A su lado, Carlos comenta: “Yo veo filmes de acción de Jackie Chan, Jet Lee y vemos todo por DVD y nunca había visto algo como esta película, bien bonita ha sido”.
Doña Nora también fue una de las invitadas, a sus 54 años relata que no tiene un reproductor de DVD, que a veces mira la televisión para distraerse y que solamente vio una cinta en pantalla grande, gracias a los pastores. “Las iglesias de hermanos evangelistas traen películas, pero esta película española es diferente, me ha gustado mucho ver a esa familia, al profesor, a la gente del pueblo bailando en su fiesta”.
Un ‘apthapi’ por el buen recibimiento
Mónica es seria al momento de ser entrevistada, pero a la hora de hablar o dejar que le tomen una foto, la adolescente no tiene problema alguno. Sin titubear, comparte los sentimientos que le generó la proyección. “Me ha gustado mucho y espero que nos traigan muchas más películas porque los jóvenes queremos ver y saber de la vida de otras personas en otros lugares del mundo”, dice, y acomoda su cabello trenzado.
Al finalizar la exhibición, la oleada de aplausos no se deja esperar, la alegría se expresa en los rostros cobrizos y tanto organizadores como lugareños comparten un suculento apthapi y salteñas para celebrar la acogida que tuvo el cine español. Otro que quedó impactado es al alcalde de Calamarca, Yecid Luin Mamani. “El niño curioso muestra la realidad de la España de esa época y su convivencia con la naturaleza es maravillosa”, manifiesta, emocionado. Por lo visto, el Martes de Cine está garantizado desde el siguiente año.
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