Carlos Araujo tiene el rostro y las manos empapadas de sangre. Está callado y serio. Se concentra y sigue al pie de la letra cada una de las indicaciones del cineasta Jorge Sanjinés para personificar al ex presidente Gualberto Villarroel y revivir las escenas de su ahorcamiento en la plaza Murillo.
“Ya están listos”, grita uno de los técnicos y Sanjinés se acerca a los 50 actores vestidos con trajes de los años 40.
Entonces empieza a explicar cada detalle de la escena del ahorcamiento de Villarroel, que es una parte de su nueva película Bolivia Insurgente que se filmó ayer en la plaza Murillo.
El cineasta hace un breve relato histórico de quién era Villarroel y por qué lo mataron. Señala el poste de luz donde lo ahorcaron en la plaza Murillo e incluso revive una de las posibles frases que dijo antes de morir: “No voy a dejar que disparen al pueblo”.
Sanjinés pide a los actores perfección en cada escena; por eso, antes de una toma habla con ellos y les explica algunos detalles. “No doy entrevistas cuando estoy trabajando. Necesito mucha concentración”, dice director de la reconocida película La nación Clandestina.
Observa sentado el trabajo de su equipo y cuando algo no le gusta, se para y pide que lo arreglen. “Es mejor que las mujeres se acomoden al otro lado”, le ordena a uno de sus técnicos. Luego regresa, se sienta y se concentra en una pantalla instalada especialmente para el director.
Desde el arreglo de los botones de los sacos, el maquillaje, los guiones hasta el sonido son monitoreados por Sanjinés, quien no pierde de vista el mínimo detalle. “Tiene que haber gente que disimule su dolor por la muerte de Villarroel porque había gente que lo apreciaba”, recalca.
Luego habla con Araujo, quien es un novato en el mundo de la actuación y le da algunas indicaciones segundos antes de comenzar el rodaje.
“Listos, acción”, grita uno de los productores; entonces, la turba de gente se aglomera alrededor del farol donde ahorcan a Villarrol y comienza a gritar: “Mátenlo”.
“Corte, corte”, repite uno de los técnicos, pero los actores siguen gritando. “Están emocionados, cuidado lo ahorquen de verdad”, sonríe una de las personas encargadas de la iluminación y cables.
Luego, el equipo de maquillaje corre a arreglar al actor del ex presidente y los demás se preparan para volver a rodar la escena. “Cuidado en el cuello”, dice uno de los encargados de vestuario y vuelven a acomodar a Araujo, quien permanece callado y concentrado en la filmación, ya que no está acostumbrado a las luces y las cámaras. “Es uno de los personajes más importantes y no es un actor profesional, es chef y Jorge lo conoció en Cochabamba y lo invitó a protagonizar a Villarroel por su parecido”, dice Alejandro Zárate, asistente de dirección, y además destaca que Sanjinés tiene buen olfato para descubrir “actores reales”.
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