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viernes, 23 de septiembre de 2011

FESTIVAL SAN SEBASTIÁN La Concha de Oro se debate entre Kore-eda, Terence Davies y Enrique Uribizu

¿Logrará el japonés Kore-eda el "Milagro"? ¿Terence Davies pescará la Concha de Oro en "The Deep Blue Sea"? ¿O sí habrá Concha para los "malvados" de Enrique Urbizu? La suerte está echada, pero no hay claro favorito en esta 59 edición del Festival de San Sebastián que mañana entrega sus premios.

El jurado presidido por Frances McDormand es el que tiene la última palabra, que pronunciará mañana en la gala de clausura al desvelar el reparto de las codiciadas Conchas del tradicional certamen cinematográfico de la capital donostiarra, en el norte de España.

Teniendo en cuenta que las grandes favoritas de otras ediciones, como "El secretos de sus ojos", de Juan José Campanella, o "Still Walking", de Hirokazu Kore-eda, se fueron de manos vacías en sus respectivas ediciones, es arriesgado hacer quinielas, aunque la prensa y el público ya han explicitado sus preferencias.

El maestro japonés, precisamente, vuelve a San Sebastián con una pacífica, entrañable y sutil venganza llamada "Milagro", cinta en la que explora con ternura las preocupaciones y complejidades de la psicología infantil, y que sería, probablemente, la opción menos discutible.

Menos unanimidad despertó "The Deep Blue Sea", del británico Terence Davies, pero las reacciones más favorables fueron absolutamente apasionadas. Apuesta sin rubores por el melodrama de suntuosa elegancia, protagonizado por Rachel Weisz, y un premio para esta cinta serviría para poner en el mapa a un director de prestigio internacional que apenas ha estrenado una película en España.

Davies reinterpreta en su película "Madame Bovary", de Flaubert, y por caprichos de programación, lo mismo hace Arturo Ripstein en "Las razones del corazón", con una perspectiva totalmente diferente, por descarnada y miserable, pero cuyos resultados más que notables podrían granjearle el título de récordman del festival, pues sería su tercera Concha de Oro.

Si la 59 edición decide dejar en casa al ganador, la opción más lógica sería "No habrá paz para los malditos", de Enrique Urbizu, que suena más fuerte en el apartado de interpretación gracias a José Coronado y su alabada creación del policía heterodoxo Santos Trinidad.

Su gran competidor es otro policía de métodos todavía más dudosos y con el rostro, el magnetismo y la explosiva potencia de Woody Harrelson en "Rampart", ejercicio de cine negro escrito por James Ellroy que podría encajar con los gustos de Frances McDormand, que para eso es musa y señora de un hermano Coen.

Entre ellas, además de la espectacular creación de Arcelia Ramírez en la cinta de Ripstein, la sensación del festival se llama María León, que recorre todos los colores de la gama emocional en "La voz dormida", de Benito Zambrano, una de las cintas que más han abierto la grieta entre público y prensa. Los primeros lloraron a mares y los segundos le lanzaron jarros de agua fría.

Si en el palmarés se busca reconocer lo minoritario y vulgarmente conocido como "festivalero", podrían ganar fuerza la fusión abstracta de Isaki Lacuesta y Miquel Barcelò en "Los pasos dobles", o el fascinante para algunos, plúmbeo para otros, híbrido entre el culebrón y autoría que ejecuta Joao Canijo en "Sangre de mi sangre".

Y si, por el contrario, las divergencias acaban forzando una solución salomónica, podría ser una buena opción la más que correcta "11 Flowers", del siempre entrañable Wang Xiou-shuai.

Todo es posible en un palmarés de un festival, incluso que ganen las más denostadas, como la sueca "Happy End", o que todo acabe como una oración al rosario de la aurora si se premia la epifanía mariana de Kim Ki-duk "Amén".

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