Hace un tiempo, uno de los actores más populares y taquilleros del cine español me comentaba que jamás leía críticas de cine y que los medios deberían replantearse sustituir tanto amargado escribiente y tanta letra por un simple emoticono.
Hacia algo de eso vamos o ya estamos, la verdad. Saco esta anécdota a colación por el aluvión de chistes fáciles que esta marcianada de película de animación ha puesto a huevo: críticas y comentarios que se saldaban con uno o varios emoticonos del excremento con ojos.
No seré yo el que les lleve la contraria, porque sí, Emoji: la película no es el film animado que los reveladores y usuarios del mainstream del asunto (léase Pixar, Disney, Illumination, Blue Sky) esperaban y deseaban, sino su más descarado, barato y barriobajero exploit.
Y, entre ustedes y yo, a veces me apetece más estar al lado del cafre, del que copia de todos lados, acumula chistes malos y a la postre quiere tanto ofender como complacer a todo el mundo.
¿Qué es Emoji: la película? Pues aparte de una apropiación y violación de esos dos éxitos previos taquilleros titulados Del revés y Zootrópolis, y de ese no tanto blockbuster al final como fuera el pase a la gran pantalla de los Angry Birds, es una rara, irregular pero con muchas ideas aberrantes (esa especie de versión La invasión de los ladrones de cuerpos gay para todos los públicos) e incluso cinéfilas (¿Y si fuera en el fondo esta historia sobre la diferencia el remake app de la alegórica. El muchacho de los cabellos verdes de Joseph Losey?) Metáfora de nuestros tiempos, de la simpleza y simplicidad de nuestras relaciones y de cómo quieren que seamos: emoticonos de un solo uso, sí.
Una caza de brujas hacia el miembro divergente de esa sociedad de bytes encerrada en un Smartphone que acaba tiñéndose de una mezcla de candor, humor vasto, mensajitos lollypop y alegres secuencias de esquizofrenia animada (el protagonista convertido en un espitoso Darkman o Jerry Lewis en un cartoon de la Warner). Producto condenado a ser criticado con un emoticono, Emoji: la película, en su animación televisiva de los años 80 y sus incongruencias de estilo, tal vez refleje mejor que Pixar y sus competidoras de primera categoría el presente tan extraño que estamos viviendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario