Mucho antes de que Luc Besson se convirtiera en uno de los principales autores del cine de acción del mundo —escribiendo, produciendo y dirigiendo toda una serie de éxitos icónicos— fue un chico fascinado por una serie de cómic llamada Valerian y Laureline, que empezó a publicarse una década antes de que la descubriera.
Besson no tardaría en engancharse a los apasionantes seriales gráficos escritos por el autor francés Pierre Christin e ilustrados de forma rompedora por Jean-Claude Méziéres, devorando los 20 volúmenes publicados hasta la fecha.
La serie de cómic en la que se basa el filme, que la editorial Dargaud empezó a publicar en 1967, inspiró a Besson no solo a imaginar su emblemática El Quinto Elemento, sino que también ha influido a otros cineastas a crear algunas de las películas de ciencia ficción más icónicas del último medio siglo.
Con su pasión por Valerian y Laureline siempre presente, Besson creció hasta convertirse en la fuerza creativa responsable de cintas de acción tan influyentes como Nikita, Dura de Matar y El Profesional. No fue hasta que empezó a filmar su épico clásico de culto distópico retrofuturista El Quinto Elemento que se planteó la posibilidad de sacar a su héroe de fantasía de la infancia de la estantería y empezó a darle vueltas a la idea de adaptar las novelas gráficas al cine.
ENCONTRAR A VALERIAN Y LAURELINE
A los pocos minutos de conocer a Dane DeHaan, que saltó a la fama en la gran pantalla en El Sorprendente Hombre Araña 2: El Poder de Electro, Besson sabía que había encontrado al personaje principal que lo había inspirado de niño.
Para el papel de la intrépida Laureline, Besson necesitaba encontrar a una actriz que pudiera estar a la altura del espíritu de empoderamiento encarnado en la heroína. Al final, Besson se decidió por la modelo convertida en actriz Cara Delevingne, que ha empezado a darse a conocer en dramas menores como Ciudades de Papel y en superproducciones taquilleras como Escuadrón Suicida.
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