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lunes, 21 de abril de 2014

La primera cámara de cine en Bolivia

Se la ve flamante. La madera que la recubre brilla aún, después de casi 100 años de su fabricación en Francia por la Société Pathé Fréres (Compañía Hermanos Pathé), la industria del cine más importante del mundo a inicios del siglo pasado.
Pese al uso que tuvo, la reliquia, una cámara filmadora y proyectora de cine Baby Pathé, aún funciona porque después de haber sido comprada por la Cinemateca Boliviana fue conservada celosamente, señala Mela Márquez, directora de la institución.
Alejandro Villegas, encargado del departamento técnico de la Cinemateca, comenta que se presume que con esta cámara trabajó José María Velasco Maidana, uno de los primeros cineastas de Bolivia.
"Se presume que es una de la primeras cámaras que llegó a Bolivia y que ayudó en las primeras experiencias de cine. Con ella se pudo haber filmado Wara Wara (1930), dirigida por José María Velasco Maidana”, cuenta Villegas, quien tiene a su cargo ésta y otras reliquias.
José María Velasco Maidana (1896-1989) fue uno de los primeros que incursionó en el cine boliviano de ficción con su obra La profecía del lago, 1926, en la que muestra la historia de amor entre un aymara y la hija de un terrateniente. La película fue censurada entonces debido a los prejuicios sociales de la época.
Totalmente mecánica
Villegas explica que la Baby Pathé tenía una velocidad variable debido a que su funcionamiento era mecánico, es decir, por el movimiento del brazo humano que impulsaba la manivela que la accionaba.
"A ese proceso se debía la velocidad inconstante de la película, como en la época silente del cine. La persona que manipulaba la cámara tenía que tener una gran destreza”, señala.
El equipo tiene dos áreas, una de carga (de la película para filmar) y otra receptora. Las tomas que se hacía con ella no se podían realizar cámara en mano, porque pesa entre seis y siete kilos y, además, que no permite la sincronía ojo-cámara, debido a la distancia a la que se encuentra el lente.
"El camarógrafo tenía que calibrar la máquina”, añade Villegas mientras sostiene la Baby Pathé con gran cuidado, primero entre sus manos y luego sobre sus hombros.
Reliquias de cientos de años
Pero éste no es el único tesoro que alberga la Cinemateca Boliviana: en sus bóvedas y otros espacios tiene más de 50 piezas de hasta 100 años de antigüedad que permiten contar la historia del cine en el mundo y en Bolivia.
Entre ellos se ve un proyector. Es un Pathé Fréres de 35 mm de 1910, con una capacidad de proyección de 1.000 pies de película, aproximadamente una hora. Sus características dicen que fue construido en chapa de hierro, latón, hierro, acero y madera. Tenía incorporado un lente de vidrio, arco voltaico de gas con espejo 110 x 85 x 25 cm. También funciona a manivela.
"Son más de 50 piezas: algunas fueron compradas y otras donadas por profesionales apasionados del cine y la fotografía que confiaron en el prestigio de la Cinemateca para que fueran preservados y se mantengan como evidencia de la historia del cine”, señala Márquez.
Junto a estos equipos también se hallan más de una decena de cámaras fotográficas antiguas, son parte de una colección que perteneció a la familia Kavlin, conocida por su casa de fotografía instalada en la ciudad de La Paz, donde comercializaba insumos fotográficos.
"Las personas que donan sus equipos eligen el lugar donde serán apreciados. Eligen a sus pares porque saben que valorarán sus equipos y que los conservarán como testimonio de dónde proviene el cine y la fotografía boliviana”, continúa Márquez.
Otro de los cineastas que donó sus equipos a la cinemateca fue Antonio Eguino.
"Nos entregó todo sus equipos, incluso su cámara con la que filmó Chuquiago (1977)”, añade.
La Cinemateca también cuenta con una colección de lectores magnéticos (u-matics, VHs y otros), una tecnología ya en extinción, que pocos países pudieron conservar.
"Esa tecnología desapareció, pero nosotros contamos con una colección muy importante de equipos que estamos conservando. Cuando nos enteramos que existen proyectores y todo lo que pueda existir sobre esta tecnología, lo tratamos de comprar, porque aún se usan para leer materiales invaluables”, añade Márquez.
Todas estas reliquias fueron mostradas en pocas oportunidades al público, debido al gran valor que representan, pues muchas son de valor incalculable. Por eso la Cinemateca trabaja en un proyecto para implementar un museo equipado con todas las medidas de preservación y seguridad para exponer las piezas históricas de manera permanente.
La directora de la entidad invita a las personas interesadas en contribuir a este proyecto para que donen equipos u otros insumos que representen la historia del cine y de la fotografía, o acercarse a la Cinemateca Boliviana.


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