Carrie Fisher, la actriz mundialmente conocida por su papel de Princesa Leia en la saga de Star Wars, ha sido hospitalizada de urgencia este viernes tras sufrir un infarto durante un vuelo entre Londres y Los Ángeles, según confirmaron fuentes de los servicios de emergencias a Los Angeles Times. La policía del aeropuerto de destino ha confirmado a Hollywood Reporter que las unidades de emergencias se habían trasladado hasta el interior del aparato para atender a un pasajero.
La actriz Anna Akana, que viajaba en el mismo avión, ha relatado que Fisher dejó de respirar y que la tripulación del aparato intervino inmediatamente, así como un doctor y varios pasajeros que la ayudaron. Según Los Ángeles Times, la intérprete de 60 años se encuentra en "estado crítico". La actriz se encontraba en la capital británica promocionando su octavo libro, Princess Diarist.
La emergencia médica ocurrió unos 15 minutos antes de que el avión aterrizara en el aeropuerto Internacional de Los Ángeles. United Airlines ha emitido un comunicado diciendo que el vuelo 935 fue recibido en tierra por personal médico.
La trilogía de La guerra de las galaxias (1977-1983) supuso su gran éxito, pero también el encasillamiento de Fisher como actriz. Nunca tuvo otro papel protagonista como aquel, aunque sí apareció en clásicos modernos como The Blues Brothers (1980), Hannah y sus hermanas (1986) o Cuando Harry encontró a Sally (1989). El año pasado volvió a ocupar los titulares porque regresó a la saga galáctica en el séptimo episodio de la serie, El despertar de la fuerza.
Es autora de varios libros de memorias, como Postales desde el filo, en los que confiesa los enormes problemas que ha tenido a lo largo de su vida con el alcohol, las drogas y las pastillas. También hablaba sin tapujos, y con mucho humor, de las enfermedades que han marcado su vida: su trastorno bipolar y varios episodios depresivos.
Tras rodar la primera película de Star Wars con 19 años hasta finales de los años ochenta, Fisher pasó sus peores momentos de adicciones a drogas y medicamentos. Una de las frases de presentación de sus espectáculos, como su monólogo teatral Wishful Drinking, resume su forma de enfrentarse a su pasado: “¿Conocéis ese dicho que sostiene que la religión es el opio de las masas? Bueno, pues yo tomé masas de opio religiosamente”.
Se puede decir que Fisher ya era famosa incluso antes de nacer, cuando se anunció que su madre, la actriz Debbie Reynolds, estaba embarazada del cantante Eddie Fisher (quien luego las abandonó por Elizabeth Taylor). Ha estado casada con el músico Paul Simon.
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