Las páginas de Brújula han reflejado sus logros, desde que en 2003 debutó con Dependencia sexual, su primer largometraje. Es uno de los cineastas nacionales más reconocidos en el extranjero y este 2014 vivió uno de los mejores años de su carrera.
¿Qué balance haces de todo lo obtenido desde tus inicios hasta hoy?
Son efectivamente 11 años, una carrera que ni yo imaginé, llena de giros y sorpresas que me han permitido llegar a donde estoy hoy en día. Ha sido un proceso de aprendizaje muy grande e intenso. He realizado tres largometrajes como director, cinco como director de casting, cuatro largometrajes como productor, media docena de cortos, dos bienales de arte ganadas, tres estrenos en Cannes, dos en Sundance, y, suena raro, pero un centenar de festivales internacionales que han llevado mi cine a más de 40 países.
¿Cómo calificas 2014 en lo personal?
Este ha sido un año ‘montaña rusa’. Desde el estreno de Unicornio en Miami en febrero y Cannes en mayo, la conformación de mi empresa Bolivian BOLD en Nueva York y mis primeros pininos en teatro dentro del proyecto teatral Excepciones bajo la dirección de Eduardo Calla en La Paz. Dirigí mi primer comercial de TV. Ha sido un año de mucho crecimiento personal, de muchos cambios y lleno de satisfacciones.
La Academia también te invitó para ser parte del jurado calificador de los Óscar. ¿Cómo se dio esta oportunidad y qué trabajo te corresponde realizar?
Sucedió como respuesta al éxito Internacional que tuvo We are what we are, mi película de terror que se estrenó en Sundance y Cannes el año pasado. En mayo lancé en Cannes Bolivian BOLD, Inc. junto con Rodrigo A. Orozco y Alessandra Losavio y eso hizo que me invitaran a ser parte del gremio de Productores de Norte America PGA haciéndome parte de un grupo élite de productores y me da una serie de beneficios entre los cuales esta el poder votar en los premios más importantes del cine.
La producción boliviana Olvidados sonó fuerte para entrar en la lista de las nominadas a Mejor película extranjera.
¿Considerás que el cine nacional puede, en un futuro no lejano, ingresar con un filme en los Óscar? ¿Se lo debe ver como un objetivo?
Dependencia sexual candidateó en 2004 por Bolivia al Óscar por Mejor película extranjera. El New York Times, LA Times y la Asociación Internacional de Críticos Fipresci la habían catalogado entre las mejores películas de ese año.
También lo hizo Valdivia con Zona Sur y han habido varios otros. Venimos consistentemente creciendo y proponiendo como industria hace años. Lo que sí es importante saber es que los Óscar y los premios en general no son termómetros absolutos de calidad; hay mucha política, dinero y burocracia de por medio y las nominaciones dependen también del factor contexto, tiempo y lugar, así como de suerte.
¿Qué sentís cuando talentos que ayudaste a surgir, como Juan Carlos Aduviri, están cosechando sus propios logros en el cine?
Esta es una de las satisfacciones más grandes que me ha dado mi carrera. Gente que empezó conmigo y no deja de sorprenderme: Pablo Fernández y Carlos Rocabado estaban en la prepromo cuando hicieron Dependencia sexual y luego se convirtieron en referentes del cine y la TV boliviana. Martin Boulocq, Sergio Bastani, Cristian Mercado, Carlos Aduviri, todos grandes artistas y profesionales de los que continuo aprendiendo y continúan inspirándome. Unicornio y Refugiados me trajo un grupo de actores jóvenes que prometen mucho: Rodrigo Levy, Erick Robles, Jorge de Lima. Lo bueno es que la lista de los chicos Bellott crece y también hay chicas: mi actriz fetiche Lorena Sugier, mi gran amiga Susy Diab, y dos nuevos descubrimientos que anunciaré.
¿Qué se viene para 2015?
Más montaña rusa: el casting local para el filme Our brand is crisis producido por George Clooney, con Sandra Bullock, mi largometraje de acción sobre MMA (vale todo), la posproducción de mi primer documental como productor y, lo que me tiene más entusiasmado: mi debut en el teatro como director y dramaturgo, dirigiendo a Carlos Valverde en mi primer obra de teatro junto con 32 otros actores
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