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sábado, 20 de diciembre de 2014

Video La herencia triplica la apuesta por el terror

Con cámaras y equipos de última generación y una historia con giros que tendrán al espectador en permanente tensión, La herencia pretende convertirse en la primera película de terror cruceña que bien podría competir con cualquier éxito hollywoodense. La trama relata cómo una madre vende su alma y la de tres generaciones de su familia a un dios egipcio, a cambio de que este ayude a que su bebé de ocho meses sobreviva a una terrible enfermedad.

La coproducción de las empresas bolivianas El Esperpento, BolAr Producciones y Cine Rau se encuentra en pleno rodaje y se estrenará en agosto en todos los cines del país.

La herencia de Alan
El demoniaco dios ya se cobró la vida de la madre de Alan y ahora quiere la suya y la de su hijo. Todo empieza cuando el protagonista acaba de cumplir 33 años y está por contraer matrimonio con una mujer que no puede engendrar. Si se casa con Sarah, Osiris no cobrará su deuda y por ello llegará a la casa de la pareja, y desatará toda su ira, con niños quemados, espíritus malignos que vuelan por los aires y otros elementos para evitarlo.

Los actores cruceños Gisely Ayub (Sarah), Alejandro Amores (Alan) y Juan Mario Teodovich (Osiris) y Yamine Céspedes (mamá de Alan) serán los encargados de encarnar esta historia.

La producción
La herencia le costará $us 100.000 al equipo boliviano encabezado por profesionales destacados del audiovisual local. El guion y la dirección general están a cargo de Christian Calvo, la dirección de fotografía y asesoría, de Jorge Sierra y la producción, de Jimena Lora.

“Admiro las películas de Alfred Hitchcock y de Tim Burton, pero hace mucho tiempo que no se ven buenos trabajos de terror, es como si las ideas se hubieran agotado. Quiero mostrar a los bolivianos que podemos producir filmes de calidad, con los mismos efectos y tecnología que los que utilizan los grandes estudios estadounidenses”, expresó el director.
Por su parte, Sierra detalló que para el rodaje utilizaron una cámara de cine Canon Mark III con cuatro lentes (35 mm, 50 mm, 18 mm angular y 70-300 mm), steady cam, mini pluma, grúas, dollys y hasta drones para lograr tomas aéreas. También indicó que realizaron planos limpios, bien compuestos y mucha iluminación, más que en cualquier película en la que trabajó anteriormente.

“Este nuevo proyecto pretende generar miedo y si no lo logra, sin duda generará una enorme sensación de suspenso, pues transcurre a un ritmo muy acelerado y con un cambio en la línea dramática constante”, sostuvo.

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