Un director inexperto como Francis Ford Coppola y un actor presuntamente acabado como Marlon Brando alumbraron una obra maestra sin paliativos, "El padrino", que descubrió un nuevo sentido de la épica y se convirtió en un clásico instantáneo que no ha perdido ni un ápice de su vigor a sus 40 años.
El cine de gran formato parecía cosa del pasado. La épica y la grandilocuencia se vinculaban a la última época de los grandes estudios, una antigualla que ya solo directores como David Lean sabían realizar con dignidad.
Pero un joven director italoamericano llamado Francis Ford Coppola, que había escrito el guion de "Patton" y dirigido películas de interés medio, encontró en el descalabro moral un nuevo código mitológico, en el proceder mafioso una nueva poética de la violencia y en las calles de Nueva York un interminable paisaje de corrupción fascinante.
Aunque en un principio desconfió del proyecto por coquetear con la apología de esa palabra que no podían usar ("Mafia"), Coppola comenzó a traducir la novela de Mario Puzo ("The Godfather") en imágenes que combinaban la calidez siciliana con la dinámica implacable del capitalismo para hacer una suerte de génesis operística de la sociedad estadounidense del siglo XX.
Los Coppola, como si fueran un clan mafioso en sí mismo -que según confesaría Puzo, coguionista de la cinta, también inspiró partes del filme-, se volcaron en "El Padrino".
De hecho, Coppola es el nombre del sombrero tradicional italiano, y la hermana de Francis Ford, Talia Shire, interpretó en este filme -y en el resto de la trilogía- a Connie Corleone.
Su padre Carmine se encargó de tocar el piano en una de las secuencias, la madre, llamada directamente Italia, hacía de extra en uno de los restaurantes donde la salsa de tomate se confundía con la sangre y sus hijos también hicieron pequeños cameos.
Giancarlo y Roman eran figurantes en la paliza de Sonny a Carlo, y Sofia -que sería vapuleada por su interpretación en la tercera parte de la saga- es el bebé de Michael Rizzi en la secuencia del bautismo.
Pero para el verdadero padrino, Don Vito Corleone, Francis Ford Coppola requirió al que consideraba el mejor actor de todos los tiempos, Marlon Brando, a quien convirtió en un carismático anciano de agresividad elegante con escasos trucos de maquillaje en un trabajo por el que ganaría su segundo Óscar.
"Le haré una oferta que no podrá rechazar" era una frase que pudo haber sonado con la voz de Laurence Olivier -que no aceptó el papel por problemas de salud, aunque luego estrenaría ese mismo año "La huella", de Joseph Leo Mankiewicz- e incluso Frank Sinatra, que conocía desde dentro la Mafia, y llegó a pujar por el papel pese a su inicial oposición a que el filme se realizara.
Pero el reparto aún contaría con tres secundarios que se enfrentaron por el mismo Óscar -Al Pacino, Robert Duvall y James Caan- y con una joven Diane Keaton, que se inspiró a su vez en la esposa del director, Eleanor Coppola, para construir el personaje de Kay Croleone.
Para acompañar esas muertes legendarias y cinematográficamente sofisticadas -18 incluyendo la del caballo cuya cabeza aparece entre sábanas de raso-, Coppola quiso contar con una banda sonora inolvidable que retrotraía a los mejores títulos del cine italiano al estar compuesta por Nino Rota, y con la fotografía tenebrista primero y deslumbrante después de Gordon Willis.
El resultado, además de artísticamente impecable y socialmente muy influyente -a día de hoy, sigue siendo la película más puntuada en la biblia "on line" del cine, la Internet Movie Data Base (www.imdb.com)-, se convirtió en económicamente rentabilísimo.
Con seis millones de dólares de la época de presupuesto, la película recaudó más de 230 en el mercado internacional tras su estreno el 15 de marzo de 1972 en Nueva York, lo que desbancó a la película que llevaba 33 años encaramada en el récord, "Lo que el viento se llevó".
Y desde luego supuso el principio de una trilogía histórica, que para muchos continuó con un filme incluso superior, "El Padrino: Parte II" y se cerró ya en los años 90 con "El Padrino: Parte III".
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