Durante su infancia, el padre de Arturo es asesinado por su tío Vortigern (Jude Law), quien se apodera de la corona. Despojado de su derecho al trono y sin idea quién es realmente, Arturo (Charlie Hunnam) crece duramente entre los callejones de la ciudad. Pero una vez que saca la espada de la piedra, su vida cambia radicalmente y se ve forzado a reconocer su verdadero legado, le guste o no.
Protagonizando al lado de Hunnam y el nominado al Oscar Law, se encuentran Astrid Bergès-Frisbey, Djimon Hounsou, Aidan Gillen y Eric Bana.
LA PRODUCCIÓN
Todo el mundo conoce la leyenda artúrica... o al menos todos piensan que la conocen. Pero en manos del director Guy Ritchie, la historia adquiere una arista decididamente cruda y moderna y, Arturo mismo, quien aún no es rey, es en cambio un rufián, un héroe completamente reacio que se ve obligado a descubrir su verdadero destino incluso cuando lucha contra la misma monarquía que él está destinado a gobernar.
“Creo que las mejores narrativas llevan a un hombre en un viaje que trasciende sus limitaciones y le permite evolucionar desde su naturaleza más básica a alguien digno de una vida más grande”, dice Ritchie, quien también co-escribió y produjo la película. “En nuestra versión de la historia, la vida de Arturo empieza pequeña: un erizo en un burdel, corriendo por las calles, aprendiendo a luchar y esquivar la ley con sus compañeros. Entonces, las acciones de otros -buenas, o no tanto- le obligan a ampliar su visión de quién podría ser”.
Hunnam, que protagoniza el papel titular, dice: “Guy ha tomado el viaje del héroe clásico y creado una historia de origen con un Arturo muy accesible para una nueva generación. Nuestro Arturo ha crecido defendiéndose por sí mismo, áspero y listo, tallando un pequeño mundo donde es un príncipe entre los ladrones. Pero no es un alma noble buscando una causa”.
Sin embargo, lo está buscando, y tan pronto como Arturo entra en contacto con Excalibur, ese extraordinario trozo de hierro firmemente incrustado en granito, su vida cambiará para siempre ... lo quiera o no.
Por supuesto, ninguna historia del Rey Arturo estaría completa sin un poco de magia. Sin embargo, en lugar de dragones, los cineastas querían crear un nuevo y único mundo mítico, con “elefantes más grandes que un campo de fútbol y serpientes tan grandes como los trenes del metro”, revela el co-escritor y productor Joby Harold.
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