Los acontecimientos violentos de 2013 todavía generan gran controversia, lo cual retrasó hasta ayer la llegada del filme a las salas de cine, algunas de las cuales decidieron no proyectarla o no publicitar su estreno.
El productor del filme, Mohamed Hefzi, explicó a Efe que no hubo demasiadas trabas por parte de la censura –que debe aprobar todas las películas que se exhiben en salas comerciales– y sólo tuvieron que cambiar una frase que aparece en la pantalla al principio de la película para obtener el visto bueno.
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