La historia de esta compañía fue exitosa ya en sus pasos iniciales, desde la primera película que lanzaron («Toy Story») a, como acabamos de ver, ésta última recién estrenada. Por el camino han ido dejando los ya grandes clásicos de la animación, como «Los Increíbles» o «Up». Con la innovación por bandera, poseen un toque distintivo que ha convertido a su marca en un sinónimo de audacia y genialidad.
En 1995, conocimos al vaquero Woody y a Buzz Lightyear, los dos juguetes de un niño llamado Andy. Era la primera película realizada por esta compañía y también el primer filme creado en su totalidad mediante efectos de animación digitales. «Toy Story» recaudó casi 70 millones la primera semana de su estreno en Estados Unidos, lo cual la situó en tercer lugar en la lista de películas de animación que más beneficios han obtenido, detrás de «El Rey León» y «Aladdin», según la página española de Disney.
Su creador, el respetadísimo John Lasseter, quiso que el mundo de «Toy Story» pareciera real a diferencia de las películas clásicas de Disney. Los marcos de la casa de Andy están rotos, el parqué del suelo tiene raspado... «Toy Story» estableció la pauta estética que sería marca de la casa. Después, la propia saga continuaría con una segunda (2000) y tercera parte (2010).
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