Creación. The Wolverine vio por primera vez la luz en 1974, cuando el personaje hizo su primera aparición en la última tira de una edición de The Incredible Hulk (Hulk, el hombre increíble) —una que presagiaba su unión a la banda de héroes mutantes conocidos como The X-Men. Poco tiempo después, sería reconocido mundialmente por sus garras de adamantio, sus poderes de autocuración y sus primitivas y furiosas rabietas —que ayudarían todas ellas a convertir a The Wolverine en una superestrella dentro del mundo de los superhéroes.
En la década de los '80, Wolverine alcanzó su debido reconocimiento —en una miniserie de cuatro ejemplares creada por el escritor de “X-Men” Chris Claremont y el legendario artista gráfico Frank Miller (“The Dark Knight”, “Sin City”). En la serie, el personaje hace un viaje por sí solo a Japón, solo para ser arrastrado a un torbellino de crimen, traición y honor, mientras, además, es obligado a enfrentarse tanto a sus aterradoras fuerzas como a su desconocida vulnerabilidad. Por primera vez, Wolverine, que intenta maniobrar en un mundo que apenas y entiende, encuentra su sentido interior de justicia.
Acción. Desde el inicio, el director Jim Mangold quería romper el molde de la película basada en un cómic. “Lo que me interesó acerca de Wolverine fue hacer algo muy diferente con respecto a la película estándar de superhéroes, donde se trata de detener el plan diabólico de un villano. En esta historia, la acción y el suspenso están más cimentados en el personaje, y son entretejidos en un mundo que da lugar a una experiencia completamente distinta, una que no has visto antes”.
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