Acción, violencia y humor negro en 3D son los ingredientes de Dredd, la última cinta de Pete Travis (En el punto de mira, Omagh). Encerrado en un oscuro edificio de 200 plantas, tendrá que enfrentarse a un peligroso clan de narcotraficantes encabezado por la despiadada Ma-Ma. La ayuda de la novata Cassandra Anderson, una joven que cuenta con habilidades psíquicas gracias a su mutación, será vital para controlar Mega City One. “Espero que la vida no nos lleve a un futuro como el que se plantea en esta película”, asegura el que fuera el doctor Leonard McCoy en la última versión de Star Trek.
A pesar de la dureza que se desprende del filme, el protagonista también muestra un lado protector que recorta la distancia con el espectador. Pese a su aire de villano, alejado de un ejemplo de comportamiento, Urban lo ve más como un héroe en la gran pantalla, frente a la versión de “antihéroe” que presenta en los cómics.
El casco que cubre su rostro en todo momento endurece aún más la presencia del juez y limita al máximo su expresividad. Uno de los grandes retos de Urban ha sido poder “comunicar” al público sin utilizar los ojos y las expresiones faciales. “La voz toma una gran importancia, igual que el movimiento físico”, desvela el actor.
Este Dredd es totalmente diferente al original y forma parte de un mundo reinventado, alejado del que participaba Stallone. Es “más oscuro, con más acción, con la presencia de personajes femeninos muy fuertes, visualmente increíble”, y -según el protagonista-, sorprendentemente, “con mucho más sentido del humor”.
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