Abrió el fuego el realizador, para el que el proyecto ha sido un viaje de largo recorrido: "ha sido todo un desafío conseguir llevar a Tintín a la gran pantalla respetando el corazón del autor, tratando de descubrir a su personaje, ese periodista aventurero de Hergé al que yo fui el último en unirme ya que no leí ningún libro suyo hasta 1981".
Spielberg, con gesto relajado, desgranó una por una las preguntas de los acreditados, deteniéndose especialmente en aquellas que hacían referencia al uso del motion capture, ese formato que no acaba de despegar pero que sigue teniendo defensores de talla: "No me daba miedo meterme en el proceso porque ya sabía dónde me metía. En cierto modo he encontrado otra forma de relacionarme con mis actores ya que cuando los dirigía estaba apenas a cinco metros de ellos con lo que el trabajo se convirtió en algo muy íntimo. Normalmente cuando dirijo lo hago a veinte metros de distancia así que por ese lado salí ganando. No veo qué problema hay con el uso de ordenadores: Dreamworks o Pixar ya los utilizan en infinidad de proyectos, era simplemente una forma distinta, obviando los procesos químicos que intervienen en una película".
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