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lunes, 14 de enero de 2019

El Regreso de Mary Poppins Nuevo filme con la esencia de la original


Aunque sin el clásico ‘supercalifragilisticoespialidoso’, El Regreso de Mary Poppins llegó con “un producto nuevo que conserva el ADN de la película de Disney”, asegura a Efe su director, Rob Marshall.

Cincuenta y cuatro años no han pasado en vano para la factoría Disney, que estrenó una cinta en la que sigue predominando el color y la alegría que caracterizaron al éxito cinematográfico en 1964, pero con una historia diferente, partituras nuevas y aquellos niños cuidados por Julie Andrews convertidos ahora en adultos.

Conseguir este equilibrio entre rendir homenaje al filme de Robert Stevenson y crear una película novedosa fue la parte más complicada para Marshall, quien subraya que este proyecto “salió directamente” de su corazón.

“En algunas partes de El Regreso de Mary Poppins se han introducido de forma estratégica referencias a la anterior, pero no quería abusar de ello, porque mi pretensión no era hacer un remake (nueva versión), sino un producto nuevo”, explica.

En esta secuela, no es Julie Andrews, sino Emily Blunt la que se pone los zapatos de Mary Poppins para descender del cielo con su paraguas parlante y demostrar a la nueva generación de los Banks que, hasta lo imposible, es posible.

Gracias al clásico de Disney, Andrews ganó un Premio Oscar y el Globo de Oro a la Mejor Actriz de Comedia o Musical, un galardón para el que también está nominada Blunt por su interpretación de Mary Poppins, un papel que “jamás” se habría imaginado haciendo y que es “un verdadero sueño” para ella, según cuenta la actriz.

Con los hijos de la primera versión Michael (Ben Whishaw) y Jane (Emily Mortimer) ya mayores, la niñera más famosa de la historia del cine se encargará de llevar la magia una vez más a la calle londinense del Cerezo, durante la década de los 30, la época de la Gran Depresión, y ayudará a los pequeños de la familia a superar la pérdida de un ser querido muy cercano.

Cada momento en El Regreso de Mary Poppins es “una carta de amor a la película original”, apunta Lin-Manuel Miranda (Hamilton), quien interpreta a Jack, el farolero amigo de Mary que ejerce un papel muy similar al de Bert (Dick Van Dyke), el deshollinador de la primera cinta.

“Cuando se hacen mayores, los hermanos Banks creen que sus aventuras con Mary Poppins eran producto de su imaginación”, sin embargo, para Jack “la magia es real, porque está muy conectado con la inocencia de la juventud”, cuenta Miranda sobre su personaje.

Esta “carta de amor” de la que habla el actor no deja de lado las escenas que impresionaron en 1964, como la preferida de Miranda en la que salen los pingüinos, o la favorita de Blunt, donde los faroleros coreografían el número de baile más importante de toda película.

La combinación entre recuerdo y originalidad se consigue también con unas canciones “que evocan a las que escribieron los hermanos Sherman”, señala Miranda.

Por otro lado, El Regreso de Mary Poppins rinde tributo al ADN de la película original, es decir, a la mezcla de animación e imagen real que, gracias a la tecnología del siglo XXI, “consigue un efecto más real en escenas como la de los personajes volando o nadando bajo el agua”, destaca Marshall.

De hecho, estas secuencias de animación fueron la parte más complicada de la producción, según relata el director, ya que tenían que estar consultando constantemente con los especialistas las cosas que se podían hacer o no en la proyección.

Esta cinta aspira a convertir las tareas aburridas en aventuras increíbles con una Mary Poppins “maravillosamente indescriptible”, califica Blunt, quien define a su personaje como alguien “misterioso y que nunca revela lo que piensa a nadie pero que, al mismo tiempo, es fantástica y práctica”.

Para Miranda, el filme “son dos horas de escape a un mundo fantástico para recordar la juventud” porque, según expresa, “nunca hay que cerrar la puerta a la niñez, a la inocencia, a la magia”.

Por supuesto, en el mundo de Disney, también queda hueco para la aparición de la actriz Angela Lansbury, así como para un malvado con la cara de Colin Firth y las colaboraciones de Meryl Streep y de un Dick Van Dyke enérgico que baila como nadie a sus 91 años.

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