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sábado, 13 de agosto de 2016

Cinco claves de la nueva "Cazafantasmas" que recuerdan a la antigua (y otras cinco que no)

Vivimos un momento dulce en cuestión de personajes femeninos. Las últimas heroínas de Hollywood son, en su mayoría, mujeres fuertes e independientes que no necesitan ser rescatadas ni un Príncipe Azul. Furiosa en Mad Max, Katniss en Los juegos del hambre, Rey en El despertar de la Fuerza... incluso Alegría, Tristeza y Riley de Del Revés se han subido a la ola.

Las últimas en sumarse son las nuevas Cazafantasmas, protagonistas de la película basada en la cinta homónima de 1984. Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Kate McKinnon y Leslie Jones (que, al igual que dos actores de la original, han pasado por Saturday Night Live) se dedican a atrapar espectros mientras el musculoso Chris Hemsworth coge el teléfono.

Desde el estreno de Cazafantasmas II hace 27 años, Dan Aykroyd ha querido lanzar una tercera entrega, pero Bill Murray lo hizo imposible. Tras varios guiones (uno de ellos con Murray como fantasma) se ha optado por un reboot: han ignorado las anteriores películas para recrear el universo y los personajes desde el principio.

Dicho esto, ¿cuánto copia esta película la original de 1984? Aquí desgranamos cinco claves originales de la nueva Cazafantasmas, que se estrena este viernes 12 de agosto.



LOS PERSONAJES

Sin duda, la gran baza de la nueva cinta son sus protagonistas. Las actrices tienen química y vis cómica, lo que despierta el interés por sus personajes. Son más adorables, payasas y heroicas que los chicos de la original y, sobre todo, muy distintas.

No hay un cínico salido como Peter Venkman (Murray) ni un ingenuo como Ray Stantz (Aykroyd). Ninguna es tan rara como Egon Splender (Harold Ramis) pero tienen más personalidad que Winston Zeddemore (Ernie Hudson).

Y no busques a un equivalente a Dana Barrett (Sigourney Weaver) porque no lo hay: estas chicas no necesitan intereses amorosos.



"CAZAFANTASMAS,

¿DÍGAME?"

Kevin Beckman merece su propia sección porque es lo más tronchante de la película. Janine, la secretaria de la película de 1984, ya cosechaba risas, pero el inesperado talento para la comedia de Chris Hemsworth (famoso por encarnar al dios del trueno Thor) convierte al nuevo recepcionista de Cazafantasmas en la joya oculta del film.

A diferencia de otras películas, las protagonistas no ignoran que Chris Hemsworth no es un hombre normal: notan que es espectacularmente guapo y en su presencia se comportan como cualquier chica de la vida real ante semejante belleza.



EL MAL

Si en la película original el mal estaba encarnado por un ente sobrenatural y un edificio maligno, en la nueva también proviene de los humanos. El villano es un personaje logrado e interesante que aporta toques de drama y profundidad a la historia. Y el actor da mal rollo del auténtico.



LA TRAMA

La historia principal cambia: ya no hay demonios ni príncipes sumerios, portales al otro mundo en un rascacielos maldito ni perros sobrenaturales. Sin dar detalles, se puede decir que la nueva cinta aprovecha para desarrollar la trama explorando el rencor que sienten los que han sufrido incomprensión y rechazo por ser diferentes.



EL HUMOR

Cambia el sexo de los protagonistas y cambia también el tono de las bromas: aquí hay mucho humor sobre mujeres, desde sus relaciones de amistad, muy distintas a las masculinas, a la torpeza de las chicas con los tíos buenos (en la cinta de 1984, todos los cazafantasmas menos Murray parecían ciegos a las mujeres).

Tampoco falta humor slapstick actualizado y la frescura de ver actrices poniendo caras y voces y haciendo imitaciones.

Y aquí, cinco aspectos en que la nueva entrega calcó a la original:



LA CIUDAD

El escenario es Nueva York, como no podía ser de otro modo. La franquicia de Cazafantasmas siempre ha adorado la Gran Manzana y ha sacado preciosos planos de cómo la aterrorizan los espectros más malvados. En esta ocasión, el cuartel general es otro, el hotel es un museo y el edificio maldito es un hotel. Pero todo ello tiene la misma pinta gótica de la película original.



LA ESTÉTICA

La historia transcurre en la actualidad, pero la tecnología es la misma que en la versión ochentera: amateur, voluminosa y llena de cables. Eso sí, hace muchas más cosas. Ahora la energía nuclear no la llevan en las mochilas sino en el vehículo, que tampoco es una excepción y se mantiene casi igual. Los monos, los rayos, los fantasmas... Todo es muy parecido.



LA MÚSICA

La instrumental es diferente -y peor, como pasa con la mayoría de las películas actuales cuando se las compara con las de las últimas décadas del siglo XX-, pero el temazo de la franquicia también suena, y en distintas versiones, en esta nueva entrega. ¡Es una canción tan buena que no cansa oírla!



LA SUBTRAMA

Aunque la historia principal cambia, la subtrama de trabas burocráticas se mantiene con pocas variaciones: esta vez no es solo un funcionario quien la toma con las protagonistas, sino la alcaldía entera. Pero el mensaje, al final, es el mismo: el Estado se entromete cuando no debería coartar a los ciudadanos. Una idea muy estadounidense.

CAMEOS

Vas a ver caras familiares, tanto de la película original como de series de moda. Y las sorpresas no se limitan a los vivos, ya que algunos fantasmas te van a sonar también. Quédate a ver los créditos hasta el final porque hay sorpresa que apunta a una secuela, aunque las pérdidas en taquilla comienzan a dar qué pensar a la productora.

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