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sábado, 13 de agosto de 2016

Bobby Fischer, un peón en manos de Nixon



El peón es el más importante instrumento de la victoria”, sentenció Wilhelm Steinitz, primer campeón del mundo de ajedrez. No sabía entonces el austriaco hasta qué punto sus palabras se iban a convertir en una ácida realidad casi un siglo después cuando Bobby Fischer y Boris Spassky lucharan por el título en Reikiavik, en 1972, en plena Guerra Fría.

El caso Fischer, la nueva película de Edward Zwick, muestra cómo los EEUU presididos por Nixon convirtieron al genio de Brooklyn en su peón particular contra los soviéticos.

Con Tobey Maguire en el papel del ajedrecista americano y Liev Schreiber, en el del jugador soviético, la película retrata la manera en que aquellos dos genios del tablero se convirtieron en las piezas de una guerra que se jugaba en una mesa mucho mayor.

“En el sistema soviético una persona era propiedad del Estado, un eslabón más de la cadena que ellos convertían en lo que querían”, reconoció el año pasado el mismísimo Spassky en una entrevista concedida a Chess24, donde dijo: “En su tiempo el ajedrez sirvió a la política y ésta la empequeñeció”.

Con guion del británico Stephen Knight (Promesas del Este), la película sigue los pasos de Fischer desde la infancia hasta el duelo islandés, que se conoció en el mundo entero como “la partida del siglo”.

El campeonato se convirtió en un (auténtico y metafórico) campo de batalla. El propio ajedrecista diría en algún momento que “el ajedrez es una guerra sobre un tablero y el objetivo es aplastar la mente del adversario”. En aquel torneo, el chico estrafalario de Brooklyn abatió al gran oso soviético.

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