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miércoles, 9 de septiembre de 2015

Cineastas tarijeños buscan calidad en el uso de drones



Dos cineastas que incursionaron en su uso coinciden en que los drones, o aeronave especializadas dirigidas a control remoto, revolucionaron la producción de películas, el impacto fue la novedad de acercar las imágenes aéreas al público;

sin embargo, pasada esta primera etapa de sorprenderse, los cineastas buscan utilizarlos de manera inteligente para darle un nuevo cariz a la narrativa audiovisual.
Diego “Gato”Pino, cuyo cortometraje “El General” estuvo entre los 10 mejores en el Festival de Venecia 2012, fue el primero que trajo a Tarija un dron. “Es un buen juguete” -lo calificó-, porque facilita de manera enorme las tomas que antes eran muy difíciles, o imposibles, de realizar porque producirlas requería el uso de un avión o helicóptero y era extremadamente caro.
“Con este aparatito se pueden hacer las mismas vistas, incluso mejores porque pueden meterse en espacios pequeños, además permiten darle otro punto de vista a la narración”, detalló.

Asequible
Por su parte, Gustavo Castellanos, realizador de la primera película hecha en Tarija denominada “Espíritus Independientes”, destacó las bondades del dron para hacer imágenes que sean más expresivas de lo común.
“Los veíamos como algo muy lejano, pero de pronto, de la noche a la mañana, la fábrica Phantom empezó a sacarlos con un precio relativamente asequible, con las cámaras Go Pro - sostuvo-. Fue una especie de revolución en el mundo entero”.
Si bien recordó que Pino fue el primero en buscar utilizar el dron en la producción audiovisual, el paceño Reynaldo Lima es el pionero en usarlo en Bolivia. Fabricó uno con piezas importadas e hizo las primeras imágenes aéreas. “Con dificultades claro, por todo lo que implicaba hacer una cosa relativamente artesanal”.
“Es un bichito excepcional –explicó-. Te permite hacer imágenes obviamente aéreas, primero que llaman la atención, son imágenes que cautivan a la gente por ver una cosa no usual, novedosa, media circense, pero obviamente ese no es el objetivo”.
En este sentido, Pino y Castellanos coincidieron en que el aparatito ya no impresiona por su novedad, sino que ahora debe ser una herramienta más para darle nuevas perspectivas a la narrativa audiovisual. Hacer un buen uso de este instrumento que mejore el producto para el público.
“En suma, si antes cautivabas con muchas imágenes de dron -subrayó-, ahora tienes que sellar con una o dos imágenes muy bien logradas y que acompañan a la narrativa”.
Por su parte, Pino criticó el uso innecesario que se realiza actualmente del dron. “He visto un montón de producciones en las que se lo utiliza hasta para hacer tomas al ras del suelo, le están quitando la fuerza narrativa que tendría que tener, no es nomás pues usarlo para cualquier cosa”.
Recomendó que no hay que ser “tan usador de los equipos” y se debe tener el cuidado estético que se merecen al momento de contar y producir algo porque bien utilizado permite realizar “tomas magníficas”.
Pino compró su dron hace cuatro años, un año después lo hizo Castellanos, a ambos les costó unos 2.000 dólares. Una desventaja es que la batería no dura más de 10 minutos, pero que tienen un alcance de hasta 400 metros. Ambos consideran que ya están “viejitos” porque existen nuevas generaciones del mismo producto que vienen mejoradas.
Pino recordó que al suyo tuvo que agregarle algunos accesorios como un estabilizador de imagen, un controlador que permite mover las tomas, un soporte de transmisión directa de video. Actualmente, el aparato ya llega con estos elementos integrados.

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