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domingo, 6 de septiembre de 2015

Boquerón: un homenaje con alma, vida y corazón


Con el sólo hecho de mencionar Boquerón, a los bolivianos se nos eriza la piel, por las referencias que se tiene sobre esa cruenta batalla en la que algunos cientos de soldados resistieron a casi 12 mil paraguayos, por 21 días.

Sin embargo, esos datos numéricos fríos, nos permiten contener sentimientos encontrados, de pena, dolor, sufrimiento, hambre, sed, pero a su vez de valor, coraje, tenacidad, entereza y amor por la patria, pues sólo así pudieron resistir nuestros valientes compatriotas esa batalla que fue una de las más emblemáticas de Sudamérica, durante la Guerra del Chaco.

Y no podía ser de otra forma, que algún boliviano se interese por plasmar esos momentos de lucha y gloria a través de imágenes recreadas para que el mundo conozca parte de la historia de Bolivia, pero también para que reconozca la valentía de esos hombres que ofrendaron sus vidas.

Es así que Tonchy Antezana, un orureño cineasta, comienza a investigar, y adentrarse en esos pasajes históricos que dejaron marcada la vida de los bolivianos, pero también de los paraguayos.

Oruro, la noche del reciente jueves, pudo sentir la emoción que se vivió en las trincheras del Fortín Boquerón, pues la película tan esperada y reclamada por los oriundos de esta tierra, fue presentada en el Cine Gran Rex, ante la emocionada mirada de su guionista, quien tuvo por fin la oportunidad de traer su obra a su tierra natal, donde también se filmaron algunas escenas.

Momentos antes, en ambientes de LA PATRIA, Tonchy nos contó que pese a los limitados, por no decir casi nulos recursos económicos que tenían, se pudo hacer realidad su proyecto que nació entre 1994 y 1995.

En 1996, con el fin de poner en marcha la producción de la película, se presenta el guión al Consejo Nacional del Cine, postulándolo al Fondo de Fomento Cinematográfico pero al ser rechazado, se lo archivó. Luego de 10 años nuevamente se ve una oportunidad en el Concurso de Guiones Fedam Petrobras, en el que ocupó el primer lugar.

Fue un largo caminar, pero más fue la desilusión de ver que en Bolivia aún los proyectos cinematográficos no cuentan con el respaldo de las autoridades ni de la empresa privada.

"Ha sido bastante difícil", dijo Nayra Antezana, hija de Tonchy, quien acompañó a su padre en esta travesía, durante los tres años y medio que duró realizar la película.

"Sobre todo (se tardó) en la búsqueda de financiamiento, hemos empezado por las escenas menos complejas que no tenían mucha gente, y luego con eso hemos hecho un teaser (es el avance de una pequeña parte del producto) con el que hemos buscado un financiamiento y algunas instituciones se han ido interesando más, y sí, ha sido complicado porque hemos tenido que hacer trincheras, trajes de la época, utilería, gente en las escenas, fueron alrededor de 150 personas, vestidos de época, hemos estado en La Paz, en el Lago Titicaca, en Cotapachi, Santa Cruz, Oruro y se hizo un par de escenas en el Fortín de Boquerón", explicó la productora.

Sostuvo que ahora la gente está apoyando al asistir al cine, pero que cuando se está elaborando el producto o la película, en este caso, es un poco difícil porque no hay políticas culturales que fomenten la producción, por parte del Estado, a través de fondos.

Asimismo, afirmó que la empresa privada no tiene los mecanismos para apoyar la producción cultural tampoco cree mucho en la cultura, pues se piensa -yo qué rédito voy a sacar, si soy una empresa privada-, falta compromiso.

Ante este panorama los costos tuvieron que reducirse al 50 por ciento, pues una película de esa envergadura tendría un costo aproximado de 600 mil dólares, y gastaron alrededor de 300 mil dólares, sacrificando al equipo técnico, en el que sólo estuvieron entre 15 y 20 personas, cuando debían ser 40 ó 50 las que apoyen.

La película además de mostrar uno de los hitos más importantes de la historia de Bolivia, relata las vivencias de cuatro solados, que a través de flashback (escenas retrospectivas), se van contando cómo llegaron al frente de batalla, pero también se ve cómo resistieron 21 días a las fuerzas paraguayas.

Para la filmación se habla de aproximadamente 600 personas entre actores principales y secundarios, extras, equipo de producción y de post producción, entre otros.

Incluso la música que fue compuesta por Huáscar Bolívar, e interpretada por la Filarmónica de Cochabamba dirigida por Augusto Guzmán.



HOMENAJE ALMA,

VIDA Y CORAZÓN

Para el actor Sergio Fernández Grájeda, esta película es una homenaje a todos los valientes hombres que estuvieron en estas lides, muchos sin saber siquiera en realidad por qué.

"Es un homenaje alma, vida y corazón para todos los bolivianos beneméritos y para los paraguayos también", expresó Fernández quien hace el papel de uno de los cuatro soldados, se trata de Luis Alberto Araníbar, huérfano de padre, vive con su madre, con sus dos hermanos pequeños y se apropia de la responsabilidad de hacerse cargo de su familia.

Para el actor tampoco fue fácil el interpretar a un soldado de Boquerón, pues estaba convencido que en él, los espectadores reflejarían a sus padres, tíos, abuelos.

Tuvo que leer mucho sobre esta guerra, basándose sobre todo en los diarios de vida encontrados de la época, y el libro de su preferencia, Sangre de Mestizo de Augusto Céspedes.

Sostuvo que en la película más allá de los datos históricos, se muestra el lado humano, qué han dejado las personas atrás, qué han olvidado, el hecho de dejar a su madre, esposa, un bebé recién nacido.

Hoy en Bolivia, son muy pocos los beneméritos que quedan vivos, y muy pocos también los que han tenido el privilegio de estar cerca de uno y poder escuchar sus historias, aventuras, e incluso sus anécdotas, pero al observar cada escena de la película uno viaja en el tiempo y puede darse cuenta cómo fueron esos momentos, de tragedia y desesperanza, momentos duros que sólo 448 hombres pudieron sobrellevar, pese a que incluso el clima estaba en su contra, y que sólo los que estuvieron en Boquerón y han sobrevivido, han podido dar testimonio de su coraje.

La película hoy ya está en la cuarta semana de exhibición, con una gran respuesta del público, al que las escenas le arrancan lágrimas, y cuyo éxito es la recompensa del autor, pues no sólo brindó un instrumento para perpetuar la historia, sino dio a los bolivianos la oportunidad de vivir un momento y valorar a quienes estuvieron presentes en el Fortín Boquerón.

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