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martes, 16 de abril de 2013

Cristiada

Hay acontecimientos históricos que suelen interpretarse de distinta manera en función de quien los cuenta. Probablemente esto suceda con los eventos que se relatan en Cristiada.

Dirigida por el estadounidense Dean Wright, se trata de una superproducción épica bastante conseguida, que trata de restablecer la memoria histórica de los mártires de la guerra cristera. Rodada en inglés, cuenta con un reparto internacional en el que se integran, tanto algunas estrellas del cine estadounidense, como Andy García, Eva Longoria, Bruce Greenwood y Peter O'Toole, como varias presencias latinoamericanas, mucho más interesantes, como las de Sergio Cabrera, Oscar Isaac, Catalina Sandino Moreno o Eduardo Verástegui.

Hay una deliberada intención verídica por parte de los artífices de la película por ceñirse a la verdadera historia que cuentan, que viene remarcado por el título escogido para su distribución internacional, For Greater Glory: the true Story of Cristiada.

Cuenta a su favor la factura visual, tanto de la fotografía como de la reconstrucción artística del período, aunque encuentro la aportación del compositor de la banda sonora, James Horner, un tanto excesiva al dar rienda suelta a su antipático acorde característico, que se escucha infinidad de veces a lo largo de la película.

Pero quizás sea el guión su talón de Aquiles y la base en la que falla la fuerza del relato.

Cristiada se desarrolla entre grandes aciertos y desatinos. Muy hábil es el intento de reivindicar el papel de la mujer en la guerra, aunque acaba por evidenciar de nuevo una postura arcaica al establecer de antemano que sólo pueden realizar determinadas tareas.

Funciona mucho mejor la línea que une en un solo personaje política y religión, el del general Gorostieta, que si se pone del lado de los cristeros no es por creencias religiosas, sino por convicción política, terminando por encontrar el camino de la fe a base de dolor y sufrimiento.

No deja de ser irónico que siendo tan cristianos practicaran tan concienzudamente aquello del ojo por ojo, diente por diente, aunque claro, esa es una afición muy cristiana, que sólo se acuerdan de perdonar y arrepentirse de sus pecados en el último momento.

Es cierto que Andy García consigue una interpretación bastante superior a lo que nos tenía acostumbrados en el cine de Hollywood de los últimos años, aunque quizás a Oscar Isaac le pase lo contrario, componiendo un personaje mucho más estereotipado que los que hace en las películas estadounidenses.

De Eva Longoria no esperaba demasiado, pero me sorprende que no le quede tan bien la ropa de época como unos sencillos vaqueros, ganando milagrosamente en los planos cortos. Mucho más aceptables están las aportaciones de Catalina Sandina Moreno y Santiago Cabrera, intuyéndose que Eduardo Verástegui no pudo dar más de sí por recortes a la hora del montaje.

Y si bien es cierto que debe ser difícil enfrentarse a un personaje tan joven e iluminado como el de José, que interpreta Mauricio Kuri, no parece sacarle demasiado partido este joven debutante, quizás debido a los propios excesos del personaje que sólo relatar sus actos hacen parecer inverosímil su historia. Quizás sea en este personaje donde más se fuercen las tornas, llegando al paroxismo en la secuencia del calvario y ese final redentor que termina por fulminar la barrera de la historia para volcarse definitivamente en el panfleto religioso.

Aunque la ironía se vuelve a apoderar del discurso porque ¿no les parece excesivo que se adelantara de esta manera a Madonna con el uso del rosario como complemento estético?

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