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miércoles, 22 de agosto de 2012

Abraham Lincoln: Cazador de Vampiros


Este filme indaga en la vida secreta del décimo sexto presidente de Estados Unidos, así como en la historia oculta que conformó esa nación. Los realizadores Tim Burton y Timur Bekmambetov proporcionan un nuevo enfoque a la sanguinolenta leyenda de los vampiros, concibiendo a Lincoln como el mayor cazador de los no-muertos de la Historia.

ARGUMENTO Y PRODUCCIÓN

Abraham Lincoln. Cazador de Vampiros. El simple enunciado de estas palabras sugiere una combinación sorprendente, si no definitivamente extravagante. No obstante, es una idea con la que los realizadores estaban absolutamente comprometidos. Su trabajo retrata al hombre y líder que todos hemos estudiado, así como los trascendentales sucesos que definieron a Lincoln y a nuestra nación; todo ello mezclado con la sugestiva y visceral acción de una historia de vampiros.

Al mismo tiempo, Abraham Lincoln. Cazador de Vampiros presenta al Gran Emancipador como el primer superhéroe del país. El productor Tim Burton señala: “Toda la vida de Lincoln refleja fielmente la mitología de los clásicos superhéroes del cómic. Existe una dualidad: durante el día, Lincoln es el presidente de los Estados Unidos; por la noche, un cazador de vampiros”.

Dicha dicotomía constituye el núcleo central del Lincoln que vemos en esta película. “Era un hombre ordinario y extraordinario a la vez”, dice el director Timur Bekmambetov. El guionista Seth Grahame-Smith, que adaptó su propia y exitosa novela de igual título, añade: “La biografía de Lincoln es una historia arquetípica sobre los orígenes de un superhéroe. Es lo más parecido a un superhéroe real que este país ha visto nunca. Olvidémonos de los vampiros. Lincoln no procedía de buena cuna ni tenía dinero. Su madre había fallecido cuando Lincoln era un adolescente. De hecho, todas las personas que había querido estaban muertas. Sin apenas educación, y provisto únicamente de su capacidad intelectual, se convirtió en presidente y salvó a la nación”.

Estos temas de fondo captaron la atención de Burton, de su socio en la producción Jim Lemley y de Timur Bekmambetov. Antes incluso de que Grahame-Smith acabara su novela, la sola mención de su título provocó que la mente de Burton se pusiera en marcha. “Sonaba como el tipo de película que a mí me gusta ver”, afirma Burton. “Daba la sensación de que podía tener la delirante energía de las películas de mi juventud, que eran principalmente un extraño amasijo del género de terror”.

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