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lunes, 2 de julio de 2012

“El cine de Centro América goza de un buen momento”

Jurgen Ureña nació en 1973, y ésta es su segunda visita a Bolivia. Dictó un taller de producción audiovisual e hizo un ciclo de cine documental centroamericano. Habló sobre la experiencia cinematográfica de su país y sus potencialidades.

¿ Qué temáticas predominan en el cine documental centroamericano actual?
Las temáticas son muy variadas aunque se evidencia un cierto compromiso social, una necesidad de indagar en una realidad cotidiana que a veces es difícil de comprender y que parece más una película de ficción que otra cosa. También se realiza un trabajo que se relaciona con la memoria del pasado, pues Centro América es una zona en la que el recuerdo es un tema muy importante porque existe una gran ausencia de la memoria social, debido a los intereses. Hay cosas de las que no se habla y que, aparentemente, no ocurrieron. Percibo en esta generación, y en algunas películas, el interés de recuperar estos hechos. Por otro lado, son más los cineastas que tienen la tendencia de trabajar de una forma poética sugerente y abierta, y no tan frontal como ocurría en la mayoría de las producciones de los 60.
¿Cuál es su percepción de la producción documental en América Latina?
Me parece difícil encontrar un elemento aglutinador o un factor común, salvo en este constante interés en dar voz a quien no la tiene, lo cual significa ubicar la cámara en aquel lugar en el que los medios de comunicación masiva y las películas de ficción no la sitúan. Este lugar es el de las personas con menos privilegios, como el limitado acceso a la educación y a beneficios sociales. El documental latinoamericano tiene una tendencia a trabajar con estas personas y mostrar las condiciones en las que viven. Esta es una característica que percibo y que considero histórica, es decir, el documental latinoamericano, incluye denuncia social y trata de ubicarse al “lado de” o en los “zapatos de” aquellos que tienen poco.
¿En base a qué parámetro escogió los documentales del ciclo centroamericano que presentó en La Paz?
Usé un par de criterios, el primero que incluye películas que ponen en duda los límites tradicionales del cine documental. El otro criterio fue cronológico o contemporáneo, es decir, me interesaba mostrar audiovisuales que expresen lo que se hace en Centro América en este momento, lo cual es muy distinto a lo que se producía en los años 60, incluso en los 80. Aquel tiempo hubo un cine muy conectado con el movimiento político y revolucionario de la mayoría de los países centroamericanos, incluso en países donde esto tuvo menor incidencia como Costa Rica, la producción de cine documental está muy vinculada con el cine de compromiso social y político de denuncia. Ahora, 30 ó 40 años después, tenemos un cine más amplio en sus indagaciones y temáticas
¿Cómo se desarrolló el documental en Centro América entre los años 70 y en la actualidad?
Entre los años 70 y en la actualidad hubo menor producción, existió un paréntesis entre estos dos momentos históricos. Ahora, el cine centroamericano, en particular, el cine documental de esta región goza de un buen momento pues hay mucha gente que produce propuestas muy diversas. En los 80, los documentales se homogeneizaron y la cantidad de materiales que se producían en la región era mucho menor. En la actualidad la forma de financiar estas películas es diferente, pues las producciones van desde iniciativas muy personales hasta apuestas que tienen que ver con la taquilla, esto no pasaba en los 70. En aquella época el cine documental no llegaba a las salas de cine, ahora algunos documentales sí son proyectadas.
A la hora de producir un documental, ¿qué es indispensable?
Al tratarse de un trabajo con personas que se interpretan a sí mismas, que muestran su vida y que tienen la generosidad de abrirse, contar sus tragedias y dificultades a un director, lo cual significa descubrirse a una comunidad entera, una condición fundamental es la solidez que pueda tener la relación ética entre el director y las personas que intervienen en el documental. Lo más importante es que esa negociación sea clara, transparente y efectiva, que exista una especie de trueque entre las personas que participan en el documental y el documentalista, quien, evidentemente recibirá beneficios a cambio del trabajo de esas personas. Si ese vínculo funciona, si es estrecho, si no se rompe o traiciona el documental empieza trabajar en un camino correcto, si eso no existe estamos transgrediendo límites.

Entre sus planes a futuro, Jurgen Ureña piensa realizar producciones en bolivia. El cineasta a principios del próximo año tiene planificado filmar su ópera prima, titulada Días Rotos, basada en su trabajo documental Los inadaptados. También adelanta que le gustaría mucho, después de concluir este trabajo en Costa Rica, venir a Bolivia y realizar una producción, pues considera que actualmente el país vive un momento fuerte en la realización cinematográfica que le gustaría conocer de cerca, dado el diálogo y la convivencia intergeneracional
de cineastas.

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