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domingo, 3 de junio de 2012

La labor de los cineclubes en La Paz

¿Cuál es la función social de estos espacios? El autor de la siguiente nota nos propone algunas respuestas.

El cine como producto cultural ha sido reducido a la mercancía, casi a un objeto de intercambio entretenido en supermercados travestidos en cine. Esto no ocurre solamente en nuestra ciudad, sino que es una tendencia creciente y que día a día se va fortaleciendo en el mundo debido a un sistema económico que rige, limita y direcciona el accionar de la vida social. Sin embargo, este panorama, sistema o estado de situación ha engendrado alternativas, amparadas en la autogestión, el rechazo al lucro y el diálogo como mecanismo de aprendizaje colectivo.

CINECLUBES. En la ciudad de La Paz existen varios cineclubes, sin embargo, se pueden nombrar dos que han tenido una programación ininterrumpida desde inicios de año: El espejo y La mirada de Ulises. En esta oportunidad me referiré al segundo. La mirada de Ulises trabajó este trimestre el tema “Cine y ética” dividido en tres programaciones mensuales: la voluntad de poder, las formas del deber y las formas de representar el mal, de marzo a mayo. En los tres ciclos la discusión giró en torno a la temática planteada. Recuerdo que cuando se proyectó El asado de satán (Rainer Werner Fassbinder, Alemania, 1976) muchos de los asistentes se salieron de la sala. Este mismo gesto se repitió con otras cintas: Zombie Strippers (Jay Lee. EE.UU., 2008), Canino (Giorgos Lanthimos, Grecia, 2009) y Redacted (Brian de Palma, EE.UU., 2007). Quizás se deba al carácter absurdo, en el caso de la obra de Fassbinder, o al contenido de imágenes de sexo explícito, en las otras. Esta actitud por parte de algunos asistentes provocó que me acercara a los programadores de este espacio. Así descubrí que ellos, como mi persona, consideran que hablar de cine es una excusa para hablar de otras cosas. Es por esto que cada jueves, desde hace dos meses, asisto a estas proyecciones que se desarrollan en un enclave cultural importante y maravilloso, la casa de las Flaviadas.

RELACIONES CON EL OTRO. Lamentablemente, en alguna oportunidad los programadores se enfrentaron a una asistencia apática, donde los espectadores eran reticentes al dialogo. Con respecto a esto me pregunto: ¿Esta actitud será heredera de cierta timidez, antipatía o simple miedo a la exposición pública que nos rodea como sociedad o se deberá simplemente a una condición resignada, cínica frente al otro, que a pensar de invitarnos al diálogo, optamos por el silencio ciego? En este sentido es que considero que la labor de los cineclubes, por más improvisada que parezca, es importante, ya que fomenta el dialogo. Sobre esta otredad es que La mirada de Ulises intenta hablar en estos ciclos. La otredad en tanto voluntad de poder y la manera en que esta voluntad condiciona y somete al otro. Sin embargo, en este gesto de dominación le otorga existencia. Asimismo, las formas del deber suponen el reconocimiento del otro, ya que se ha construido una dramaturgia social con sus buenas costumbres y un código comportamental estable a partir de la noción, intuitiva, del otro. Por ejemplo, el ciclo acerca de las representaciones del mal da cuenta del otro humillado, sometido y pulverizado por el mal, por esa figura, energía e idea concebida de distintas maneras en la historia de la humanidad. Sin embargo, son ciertamente agridulces las experiencias de conocimiento de cada jueves, ya que entre la improvisación, el esteticismo gratuito y la timidez los conceptos, imágenes y emociones que se generaron y compartieron en cada exhibición se presentaron como aisladas. Habría que sistematizar las experiencias, gesto fundamental para poder identificar transformaciones en el auditorio.

CINE Y REVOLUCIÓN. Hasta donde tengo entendido, los ciclos que vendrán en este cineclub serán referidos a la revolución (el cine y la revolución, el cine como revolución). Con temáticas así que buscan difundir los organizadores, más lejos de la filosofía académica, creo que este cineclub se constituye como un producto cultural útil y funcional, es decir, que además de ser un lugar de mea culpa sobre la ocupación israelí a los territorios palestinos o la violación de derechos humanos de EE.UU. sobre otros pueblos –como ha sido hasta ahora−, hablar de revolución es algo que nos afecta, que directamente nos involucra, más aún si estamos imbuidos en una revolución o procesos de cambio. Espero, como espectador, que se pueda ver alguna cinta boliviana o de la región que dé cuenta efectiva de los procesos de enajenación de la revolución para con sus ciudadanos. Precisamente la potencia de este tipo de espacios es la posibilidad de establecer relaciones aparentemente obscenas entre un filme y la realidad, más aún, con la realidad social y política de una sociedad determinada. Por lo tanto este espacio, La mirada de Ulises, es como un taller de creatividad, donde, con los elementos proporcionados por el cine, se nos brindan los retazos para recrear alguna historia, alguna ficción que nos salve de la realidad.

*Crítico

2 son los cineblubes en la ciudad que presentaron una programación continua

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