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domingo, 2 de octubre de 2011

La marca de Rodrigo Bellott

En medio del bullicio de la avenida Monseñor Rivero y soportando el viento y el calor de una Santa Cruz envuelta en humo, Rodrigo Bellott habla de su cine y de sus motivaciones para volver a participar del Fenavid, el festival que lo vio dar sus primeros pasos en la cinematografía y en el que mostrará avances de su cuarto largometraje, Nice people, filme en el que dirige a los españoles Carlos Bardem (hermano de Javier Bardem), Vicenta N'Dongo y el novel actor estadounidense Doug Porter.

- Cuando se inició el Fenavid estabas realizando Dependencia sexual. ¿Cómo recuerdas esos años?
- Fue algo muy lindo ser parte de esa misma experiencia que ahora van a tener los participantes del festival. Cuando comencé ya se veía el trabajo de una nueva generación de talentos. De joven uno manifiesta cierta desesperación por hacer cine, por hacerlo bien. Después de cuatro películas y un par de cortometrajes te preocupas más de otras cosas, empiezas a disfrutar más el proceso, ya no eres impaciente. Tras 11 años de carrera, siento que puedo hacer las cosas con calma y en su debido momento, que lo importante es tener lista tu película, antes que hacerla rápidamente. Es lo que ahora me está pasando con Nice people, mi último filme.

- ¿Nice people es una secuela de Dependencia sexual?
- No sé si es una secuela, pero sí me parece que es como retomar algo de donde lo dejé. Cuando hice Dependencia sexual, no soñaba que la iban a tomar tan bien; por el contrario, creía que era demasiado controversial y fuerte como para que le gustara al público. En ese entonces tenía 21 años y había cierto temor en mí que ahora ya no está.
- Cuando hace un par de años anunciaste que Perfidia se iba a proyectar para un público selecto, surgió una serie de críticas que te calificaban de elitista. ¿Qué te dejó esa experiencia?
- Toda experiencia es buena porque uno aprende de ella. Sucede que en Bolivia hay procesos que no los vivimos como sociedad. Tal vez el gran pecado mío es que, generalmente, estoy con un pie atrás y otro adelante, que me gusta ir robando cosas. Esa fue la idea con Perfidia. Reconozco que en el proceso hubo mala comunicación, lastimosamente muchos se quedan con el recuerdo de tu último trabajo, que en mi caso era ¿Quién mató a la llamita blanca? Entonces, mi temor era que la gente tuviese otras expectativas con respecto al filme, que estuviera esperando una ‘Llamita 2’, cuando la idea era generar un espacio y un contexto indicado para la película, sin intentar ser elitista ni exclusivo. Para mí, las películas son como los hijos, se los quiere por igual, pero son diferentes.

- Desde tu primera película has mostrado una preocupación especial por la estética…
- Es algo muy importante para mí. Siempre he dicho que mi cine es muy de personaje, pero también muy estético. En Dependencia sexual estaba la doble pantalla, ‘La llamita’ tenía varias imágenes y era muy barroca, mientras que Perfidia fue todo lo contrario. En Nice people, la belleza fue un punto muy importante, pues manejamos varios colores en la narración, además que el sexo está presente de una forma particular, no de una manera erótica, ni pornográfica, sino tal vez imperceptible. En ese sentido para mí es tan importante la fotografía como el sonido.

- ¿Hay un estilo definido en los filmes de Rodrigo Bellott?
- Hay elementos en común. En todas mis películas hay hoteles, una crítica a la sexualidad como intercambio o uso de poder, o la veneración de cuerpos masculinos. Hay una actitud muy política también, además de personajes femeninos muy fuertes. Muchos me echan en cara que no tenga un estilo propio, como lo tiene Almodóvar o Lucrecia Martel, cuyos filmes pareciera que forman un solo conjunto. Pero mi intención no es ésa, sino explorar constantemente diversos elementos. Es lindo descubrir en tu proceso un estilo y creo que luego de cuatro películas puedo decir: “Esto es lo que está haciendo Rodrigo Bellot”, porque hasta ahora no lo tenía muy claro.
- Un elemento en común pareciera ser cierto hedonismo masculino en tus personajes…
- Es que siempre me interesó ese proceso como algo político. Yo siempre hablaba de ‘masculinismo’, como una cuestión muy común en estos tiempos, respecto al hombre que se cuida, que va al gimnasio y que está muy consciente de cómo se ve, de su valor como objeto sexual. No sé si es hedonismo, me parece más una crítica para reconstruir algo, tiene que ver con una manera de relacionarme con el mundo y decir: “Si esto es un hombre ¿qué soy yo?”. Y es una manera de entender qué mentalidades construyen eso.

- ¿Sientes que con Nice people cierras un ciclo?
- Con Nice people cierro un proceso y con Oxalá comienzo otro. Se trata de una película de esperanza que nace a raíz del asalto que sufrí en La Paz, que fue una experiencia cercana a la muerte. Es un drama que quiero rodar en 16 mm. Es muy diferente a mis anteriores trabajos, más espiritual, más positivo, más para la familia, algo que mi madre y mi abuela seguro van a amar.

- ¿Qué filmes que has visto últimamente te han gustado?
- He visto algunos en Cannes y en Berlín que me volaron la cabeza, como Yo soy el amor, una película italiana de Luca Guadagnino. Este año vi Rundskop, una cinta fantástica del director belga Michael R. Roskam, sobre un chico que cría ganado e inyecta testosterona a los toros. Él, que es muy tímido, empieza a inyectarse y se va convirtiendo en un toro. Es una investigación muy interesante de la masculinidad en la Europa campestre de la actualidad. Asimismo, me gustó mucho Pina, el documental de Wim Wenders sobre la coreógrafa alemana Pina Bausch, que ahora es mi Biblia. Es increíble, imaginate, un documental sin diálogo, en 3D y que estuvo más tiempo en cartelera que Harry Potter en Holanda.

- ¿Qué filme nacional destacas?
- Me gustó mucho Zona sur, una buena película, que no considero que sea experimental, como mucha gente la llamó. El valor de ese filme está en la decisión de Juan Carlos Valdivia de hacer algo diferente, de meterse en una historia muy personal, muy política, muy nacional. El valor de esa película está en esa apuesta. Yo apuesto siempre por ese cine.

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