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martes, 7 de junio de 2011

Preparan la reapertura del cine más antiguo del mundo

Pagina Siete

El cine más antiguo del mundo, ubicado en La Ciotat, una pequeña ciudad del sur de Francia, próxima a Marsella, se apresta a recuperar su antiguo esplendor después de 15 años de abandono.

Se trata del Teatro El Edén, sala en la cual fueron proyectados los primeros filmes de los hermanos Louis y Auguste Lumiere en 1895, entre los cuales Llegada de un tren a la estación, y que había sido inaugurado tres años antes para acoger espectáculos de music-hall y exhibiciones de saltimbanquis.

El edificio blanco, de techo triangular, se convirtió con el correr de los años en un símbolo de la ciudad mediterránea, que dio prueba de su pasión por el cine con la apertura de otras cinco salas, entre las cuales un segundo lugar histórico, el Cinema Lumiere.

La pequeña sala de las butacas color ocre, sin embargo, después de cien años de vida, debió hacer cuentas con las normas de seguridad del mundo contemporáneo: en 1995 fue obligada a cerrar sus puertas, limitando las actividades a exposiciones pequeñas en el atrio.

La caída en desgracia del Edén había comenzado no obstante unos años antes, en la década de los años 80, cuando el puerto mediterráneo perdió a su industria principal, la de los astilleros. Ocupantes ilegales se mudaron entonces al sitio y la sala fue casi destruida en 1993, para dejar lugar a la construcción de departamentos.

Los tres lustros de reposo forzado dejaron su señal: la moquette se deterioró, los sillones acolchados se recubrieron de un polvo espeso, la pintura de las paredes y accesorios quedó derrumbada en varios puntos.

Y, sobre todo, la pantalla que mostró a los espectadores incrédulos las primeras imágenes del séptimo arte, no existe más, ya que fue removida al quedar totalmente anticuada.

La “joya” escondida, sin embargo, ahora se prepara para renacer, gracias a la inversión de la región Provenza-Alpes-Costa Azul en preparación para 2013, cuando Marsella será la capital europea de la cultura.

Las tareas de reestructuración serán confiadas al arquitecto y escenógrafo marsellés André Stern, que está empeñado en restituir a La Ciotat y a todos los apasionados del cine un Edén lo más fiel posible al original.

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