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viernes, 14 de enero de 2011

La Cinemateca Boliviana bajó el 65% de su taquilla en 2010

Apoyo: Esta entidad sin fines de lucro, que es el resguardo de la memoria fílmica del país, según su Directora, requiere del apoyo del Estado y de otras instituciones.

Las cifras son elocuentes. La Cinemateca Boliviana en 2008 tuvo 141.374 espectadores; en 2009, 170.217, su mejor año, y en 2010 tuvo una dramática caída a 59.098 personas que pagaron su entrada, provocando una baja considerable dentro de sus ingresos anuales.

Mela Márquez, directora ejecutiva de esta institución, atribuye como causales de esta baja a la aparición de salas como el Multicine y a la piratería. “El problema empieza con la proliferación de los multicines y la piratería, cuando además el concepto de los primeros es no ir al cine, sino el comprar o consumir pollo o comida rápida, el de pasear, chequear, es decir que primero está esto y después recién mirar una película. En cambio el acto de venir a la Cinemateca es salir de la casa, consciente de que vendrás a mirar una película, tal vez no con sonidos espectaculares de 3d o 4d que Hollywood creó precisamente para contrarrestar la piratería, pero la gente se volcó a estos espacios”.

También explica que la institución requiere cerca de 300.000 dólares de ingresos anuales para su funcionamiento, los cuales se han visto mermados por la baja de la taquilla que cubría el 60 por ciento de los ingresos, el restante 30 por ciento lo hacían los espacios como el parqueo, el restaurante y el quiosco.

“A esto debemos mencionar que se tiene una planilla de 28 empleados que generan al mes obligaciones salariales de 60.000 bolivianos, esto significa que la gente que viene a trabajar a la Cinemateca viene con la camiseta puesta, por amor, porque aquí no se gana grandes sueldos, es un equipo maravilloso, al margen debemos pagar servicios como la luz, el agua, impuestos, planillas de la caja de seguro y otros”.

Explica que para cubrir este hueco, la entidad está trabajando con un equipo de profesionales en la elaboración de proyectos que pueden sensibilizar a grandes fundaciones como la Ford, Play Boy, Morris y sus brazos sociales que se ocupan de aspectos culturales. “También significa que debemos hacer funcionar 8.500 actividades promedio al año, al margen de otra actividades como la Cinemateca rural, imagen de Bolivia en el mundo, restauración, cine clubes de jóvenes en todo el país; para garantizar la subsistencia de esta institución”.

Respecto del futuro de la Cinemateca Boliviana en lo económico, Márquez dice que el panorama es preocupante pero confía en que la institución saldrá adelante recapturando su público y con el apoyo de las instituciones públicas y privadas, el Estado y los organismos internacionales en un trabajo conjunto.

“Lo veo muy difícil pero no imposible, estamos viendo de trabajar con los municipios y hacer una especie de alianzas estratégicas. De la misma forma, ampliar este proyecto a los colegios, porque debería pensarse incorporar en la currícula educativa ‘educación audiovisual’, porque vivimos el mundo de la imagen, que los niños y jóvenes miren las producciones cinematográficas desde otro concepto y nosotros podríamos coordinarlo a través de Cinemateca rural”.

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