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domingo, 12 de diciembre de 2010

Cinemateca admite su crisis, ya perdió al público infanto-juvenil

“La Cinemateca está en crisis”, admitió la directora de la institución, Mela Márquez. Sueldos retrasados, deudas con los distribuidores y poco público afectan al repositorio audiovisual mientras su dirigencia busca soluciones.

“En estos momentos la institución no es autosostenible. Dependemos mucho de la taquilla y ésta se ha reducido considerablemente por la aparición de las salas múltiples”, explicó por su parte el cineasta Marcos Loayza, presidente del directorio de la Fundación Cinemateca Boliviana, quien también reconoció que “hay retraso en algunos sueldos”.

Pero, pese a la difícil condición económica —que incluye una deuda con los distribuidores de películas, pagos atrasados de salarios de los funcionarios de la institución y proyectos paralizados— tanto Loayza como Márquez garantizan que la Cinemateca continuará con las puertas abiertas.

“Hay quienes han esparcido rumores, que me han llegado incluso a mí, sobre que estamos en quiebra, que vamos a cerrar, que no tenemos internet o que hemos bajado la intensidad de las lámparas de proyección para ahorrar energía... todo es falso. Nosotros continuamos trabajando, cumplimos con las normas laborales, mantenemos el nivel de servicio”, tranquilizó la directora. También garantizó que hay una buena respuesta del público, demostrada por ejemplo en la asistencia de 3.300 espectadores en los 15 días del festival de Cine Europeo en Bolivia el mes de noviembre.

No niegan que el mantenimiento del edificio y del equipo es también responsable del déficit económico. Mensualmente, la Cinemateca paga dos mil dólares en luz y alrededor de 10 mil bolivianos sólo en limpieza. “Todos nos enamoramos de este edificio moderno y maravilloso. Pero tendemos a olvidarnos de los gastos que requiere”, complementó.

El monto invertido en el funcionamiento de la construcción crece cuando se habla del mantenimiento de los equipos de proyección, donación del gobierno chino, cuyas lámparas cuestan entre 600 y 700 dólares.

Por su parte, Loayza aseguró que en el aspecto técnico no hay ningún problema y que no se alteró el funcionamiento de ninguno de los equipos. “Están tal y como comenzaron”, agregó.

Ambos cineastas aseguran que cuando asumieron sus actuales cargos —Loayza en junio y Márquez en septiembre de este año— la Cinemateca “ya estaba en crisis”. La directora opina que las dificultades se acrecentaron el año pasado con la apertura del Multicine, complejo de exhibición ubicado en la avenida Arce.

“El Megacenter no nos afectaba tanto, ya que aún teníamos el público que vive en el centro y para quienes bajar a Irpavi es complicado. Pero, el Multicine apunta al mismo público y nos quitó audiencia”, contó Márquez.

La cineasta considera que tanto el Megacenter como el Multicine tienen grandes atractivos para el público que van más allá de exhibir una película. Tiendas de ropa, plaza de comidas, locales de videojuegos y eventos especiales. “En este tipo de lugares, el ver una película es una actividad más, no es el objetivo central de la salida”. Por esta razón la Cinemateca “ya perdió la audiencia de niños y jóvenes”, dijo Márquez.

Asimismo consideró que la mayor parte del público prefierelas películas taquilleras de Hollywood a las del denominado cine arte. “Debe ser un 30 por ciento de toda la gente que acude a los cines en La Paz”. Esta opinión es compartida por Loayza, quien afirma que los consumidores de cine arte “son un grupo muy pequeño”.

La piratería también afecta a este mercado. Actualmente es muy fácil para el amante del cine de autor conseguir una producción en DVD o Blue Ray para ver en casa y es más barato que el ir a una sala, aunque no compita en calidad.

La directora considera que la actual situación pudo ser evitada años atrás, con la captación de un público objetivo durante los “buenos tiempos” en los que la Cinemateca triunfaba con estrenos taquilleros. “En ese momento se debió planificar la creación de un público cautivo, específico. No se lo hizo y ahora sufrimos las consecuencias”, agregó.

Antes de la apertura de las multisalas, los distribuidores ofrecían las cintas taquilleras primero a la Cinemateca, ahora ya no es prioridad para el estreno de las cintas. Y para poder proyectar una película, la institución debe pagar 1.500 dólares por anticipado.

Loayza, por su parte, cree que la crisis ya existía cuando se inauguró el edificio, en octubre de 2007. “El problema está desde la reapertura de la Cinemateca, cuando se subordinó la subsistencia a la taquilla y se convirtió lo que debería ser un centro cultural en una sala de estrenos”, definió.

El directorio está buscando soluciones drásticas. Para ello anunciaron un cambio de políticas, que se está implementando que permita reubicar el rumbo de la Cinemateca

Nuevo edificio, nuevas exigencias

El nuevo edificio de la Cinemateca Boliviana se inauguró en octubre de 2007, diez años después del inicio del proyecto que demandó una inversión de cuatro millones de dólares. La construcción cuenta con tres salas de proyección masiva, aulas y salas más pequeñas, biblioteca y archivos adecuados para películas.

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