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martes, 26 de octubre de 2010

Cine: La película Lucho San Pueblo se exhibirá al público en la Cinemateca desde mañana.


Empezó como un reportaje periodístico. Aparecen personalidades como Carlos Mesa, Iván Canelas y Domitila Chungara.

Luis Espinal Camps sigue vivo en la memoria de quienes lo conocieron. Hace 30 años, el sacerdote, periodista, cineasta y defensor de los derechos humanos fue secuestrado, torturado y asesinado en La Paz por paramilitares.

Resucitarlo a través del cine es la aventura que el sacerdote Eduardo Pérez Iribarne emprendió. A lo largo de ocho meses y con un presupuesto de 11.250 dólares, logró, gracias a la participación de grandes personalidades, plasmar su memoria en Lucho San Pueblo, que se exhibirá al público en salas de la Cinemateca, a partir de mañana.

—¿Cómo nació la idea de llevar a Espinal a la pantalla grande?

—La película nació inicialmente como un documental. Yo quise recuperar a Luis Espinal para la Compañía de Jesús y para la Iglesia Católica, porque él fue sacerdote, fue jesuita, fue un mártir, de la Iglesia, del pueblo, pero fue un mártir, un hombre de fe.

—¿Cómo era su relación con él?

—Era una relación no próxima, porque no nos veíamos sino en la radio (Fides, de la que Pérez entonces era director). Yo le acompañaba en su programa Hablando de cine, de los días sábados. Era una relación cálida, la que determinó que pudiéramos recuperar su cadáver (larga pausa seguida por un notorio suspiro). Ésa es mi certeza. Porque Espinal, cuando fue asesinado, tenía vocación de desaparecido. Tenía que ser un desaparecido.

—Usted fue quien reconoció su cadáver, ¿cómo sucedió?

—Vinieron los de la dirección de investigación nacional, que era en el fondo un brazo civil del sistema paramilitar que se organizaba bajo la conducción de don Luis Arce Gómez. Eso fue el sábado 22 de marzo de 1980, en torno a las cuatro de la tarde. “Padre”, muy educados, de civil, eran policías supuestamente civiles, “hemos encontrado un cadáver y parece que es el del padre Espinal”, dijeron.

—¿Cómo recuerda usted a Luis Espinal?

—Cálido, cariñoso, humano, muy creyente, amigo, interlocutor, callado, muy educado, muy circunspecto, pero radical. Yo le diría que casi suicida.

—¿Por qué dice eso?

—Porque él quería morir, es decir, él quería que lo mataran. Me lo dijo. Yo le dije el martes previo, 18 de marzo, cuatro días antes de que lo asesinaran, que se cuidara, porque teníamos datos de que lo andaban buscando para asesinarlo. Dijo que “me van a encontrar, porque yo ya he hecho mi compromiso de por vida”.

—¿Cuál era para Espinal el significado del sacrificio?—Él se comprometió con el pueblo boliviano. Como era un suicida virtual, había optado por morir por el prójimo, cumpliendo el mandamiento del señor Jesús, y por eso quise meterme a hacer un documental que se volvió película, porque quise rescatarlo, no sé si lo he logrado del todo, porque el proyecto me superó.

—¿Qué aspectos de la vida de Espinal quiso rescatar en Lucho San Pueblo?

Al jesuita, al sacerdote, al hombre de fe, al amigo. Quise rescatarlo de los que siempre quieren agarrar ventajas ideológicas y políticas de todo tipo.

—¿Cuáles son los aportes de la película?

—Los elementos históricos, muy importantes, la recuperación del pasado y, por ende, la emoción, el testimonio para la eternidad, la muerte...

—¿Qué emociones despierta Lucho San Pueblo en los espectadores?

—La gente se siente interpelada —la película es muy dura—. Se siente interpelada, sacudida, movida, cuestionada, yo creo que es —salvando las diferencias, y sin entrar en una comparación musical— una pequeña sinfonía con emociones para gente sensible.

—¿Se convocó a la gente que lo conoció para que participara?

—Sí, nuestros extras son Carlos Mesa, Juan Del Granado, Iván Canelas, Antonio Peredo, Antonio Eguino, Paolo Agazzi, Domitila Chungara, Pedro Susz, Waldo Albarracín, Aldo Michel, Zulema Alanes, Freddy Morales y Xavier Albó, pesos pesado.

—¿Cómo le hizo para congregar a tantas personalidades?

—No, yo no hice nada, Espinal fue el que lo hizo, yo los invité nomás y aceptaron. Fue un poco más complicado, pero la mayor parte fue impactante el cómo aceptaron.

—¿Cuál es el legado que deja Luis Espinal a este país?

—El martirio. Cuando un hombre entrega la vida por una misión, por un proyecto, es un aporte para siempre. Muy pocos pueblos tienen en su memoria histórica gente que haya entregado su vida por una misión, por un proyecto.

Ficha técnica

Nombre: Lucho San Pueblo

Formato: Digital HD

Duración: 1 hora y 38 minutos

Director : Eduardo Pérez Iribarne

Guión: Eduardo Pérez Iribarne

y Rafael Mendieta

Productor: Rafael Mendieta

Tema original: Lucho San Pueblo

Compositor: Pepe Lijerón

Arreglos: Glen Vargas

Intérprete: Peko

Actor: Wálter Gómez (como Espinal)

PERFIL

Nombre: Eduardo Pérez Iribarne nació el 20 de mayo de 1944 en España. El sacerdote jesuita es director del Grupo Fides. Durante el Gobierno de Lydia Gueiler Tejada se naturalizó boliviano.

Paula Jordán Ramos

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