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martes, 18 de mayo de 2010

Blokes, el “corto” escrito por Bellott compite hoy en Cannes

Cannes / Mary Carmen Molina

(Cine mas cine para La Prensa)
.- Marialy Rivas (Chile) y Rodrigo Bellott (Bolivia) hablan sobre Blokes, cortometraje seleccionado en el Festival de Cannes 2010.

“Latinoamérica está produciendo buen cine, cine delicado pero lleno de contenido, provocador casi sin querer serlo”. Así define Marialy Rivas, realizadora chilena, al momento que actualmente vive la producción cinematográfica en el continente. Una muestra de esta producción y de las nuevas formas en las que ésta se está haciendo y manifestando es su cortometraje Blokes.

La película chilena en la que Bellott hizo el guión forma parte de la selección de nueve cortometrajes, nueva sección del Festival de Cannes 2010 que se exhibirá hoy y el jueves y que compite junto con otras ocho, de las cuales tres son producciones latinoamericanas.

Basado en un cuento de Pedro Lemebel, uno de los cronistas latinoamericanos más arriesgados, Blokes cuenta la historia de Luchito, un niño de 13 años que crece en la dictadura chilena de la década del 80. Seducida por su potente estilo, Rivas se enamoró de Lemebel.

“La llegada a mi vida de Blokes fue una casualidad. Me ofrecieron trabajar en una película que se construiría a partir de tres cuentos que debíamos elegir de entre varios relatos publicados en un libro de una revista chilena. Cuando leí los cuentos, la crónica de Pedro capturó inmediatamente mi atención, fue amor a primera vista”.

Aunque este proyecto original no siguió adelante, Rivas no perdió las esperanzas de llevar el cuento al cine. En ese momento apareció el director y guionista boliviano Rodrigo Bellott (Dependencia sexual, Perfidia). “Era la primera vez que adaptaba un texto literario para otro director. Yo quería conservar la voz de Lemebel y convertir al lenguaje audiovisual los miles de detalles de esta historia”, comenta Bellott a la hora de resaltar el acierto de Cannes en promover la difusión de nuevos talentos a través del cortometraje.

El cineasta boliviano, quien confiesa no haber visto la versión final del “corto” todavía porque prefiere disfrutarlo en pantalla grande, conoció a Marialy Rivas hace 10 años en Nueva York. A la pregunta por la elección de Bellott para guionizar el cortometraje, Rivas no duda: “Tenemos muchísima afinidad en nuestra pasión por el cine. Cuando afronté el desafío de traspasar un cuento tan potente como Blokes a guión, supe de inmediato que Rodrigo era la persona adecuada para llevar adelante esa tarea”.

En una historia como la de Blokes, donde la representación en el contexto de la dictadura en Chile significa ya un reto y donde los protagonistas son niños, los desafíos son otros. “Creo que el más grande fue dar con el protagonista, un niño que pudiera interpretar al complejo y sutil personaje que había escrito Pedro. Con mucha suerte, encontramos a Alfonso David (14), quien con su talento dio vida al personaje de Luchito con todas las dimensiones y recovecos que ese personaje posee”, comenta la directora del “corto” producido por Pablo Larraín (Tony Manero).

La construcción de éste y otros personajes demandó al guionista Rodrigo Bellott una intensa investigación de la obra de Lemebel, “muy visual y sensorial, donde tiene lugar el descubrimiento y la puesta en escena de la identidad”.

En la historia, Luchito, el personaje central, se obsesiona con su vecino de enfrente, Manuel. El despertar sexual de Luchito, dado el contexto político social en el que la historia transcurre, traerá consecuencias desastrosas para la vida de uno de ellos. Rivas no teme en afirmar que “en los momentos de violencia histórica y represión todos somos víctimas del horror”.

Esta situación invita a reflexionar sobre el momento que vive el cine en Latinoamérica y los discursos creativos que muchísimos realizadores del continente están proponiendo. Para Bellott, quien desde hace ya varios años trabaja en producciones fuera de Bolivia y en colaboración con directores como el peruano Javier Fuentes-León o la española Iciar Bollaín, los paradigmas han cambiado: “Hay mucho diálogo en nuestro cine. Las fronteras se cayeron: lo que importa ahora es contar historias”.

En este aspecto, Marialy Rivas rescata la importancia que ha ganado en el cine latinoamericano la posibilidad de compartir la historia de un continente con el mundo y abrir la producción audiovisual como espacio de reencuentro con nosotros mismos.

“Estoy orgullosa de ser parte de este momento. Pienso en tantos amigos realizadores a quienes admiro, de Chile, Perú, Uruguay, Bolivia, Brasil, Paraguay y Argentina. Es un orgullo poder mirarnos y encontrarnos, saber que esas historias son más nuestras que de ningún otro lugar, ver cómo todos convierten, a punta de lucha y pasión, los pocos recursos en una manera de expresión que ha hecho que reivindiquemos nuestra diferencia”.

El “Señor de las estrellas” alerta de menos estrellas este año

El Festival de Cannes y su pasarela de estrellas del cine tienen este año menos astros sobre la alfombra roja, consecuencia probablemente de una crisis de la que alerta su presidente, Gilles Jacob, con permiso de Catherine Deneuve, según la agencia Efe.

“Hay menos estrellas este año y hay que tener cuidado, porque, si no hay estrellas, las revistas y las televisiones, ¿qué hacen?”, confesó Jacob, “padre” del festival y al que llaman “citizen Cannes”. Hacedor de estrellas y de fortunas en el cine —en la parte del papel que le puede acercar al Ciudadano Kane de Orson Welles (al que Jacob tiene en el “olimpo” cinematográfico junto a Luis Buñuel y Federico Fellini)—, Jacob ha visto pasar estrellas por décadas y sabe de lo que habla.

Ayer, el actor español Javier Bardem se convirtió en un firme candidato al premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes con una soberbia actuación en Biutiful, el trabajo presentado en la sección oficial por el mexicano Alejandro González Iñárritu. Bardem vuelve a demostrar su “talento, su excelencia” como actor, en palabras de Iñárritu, y hace creíble un personaje extremo y complejo dentro de una realidad cotidiana en la que se ven inmersas muchas personas en esta sociedad.

Eso es lo que ha querido contar Iñárritu con un filme que narra la historia de Uxbal (Bardem), un hombre que escucha a los muertos, con dos hijos y con una relación difícil e intermitente con su mujer, que es bipolar.

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